Aunque la nueva ruta ofrece una alternativa de circulación, no logró resolver los embotellamientos que se generan, principalmente en la rotonda ubicada en la zona sur, donde confluyen tanto el acceso al puente como el ingreso a la Ruta 7. Esta intersección se ha convertido en un cuello de botella para miles de personas que transitan a diario.

Las demoras afectan a quienes se desplazan en vehículos particulares, transporte público, bicicletas o a pie. Padres, estudiantes, trabajadores, choferes y transportistas padecen diariamente esperas que en horarios de mayor circulación pueden extenderse por más de una hora.

Frente a este panorama, vecinos expresaron su malestar y advirtieron sobre la falta de soluciones estructurales para un problema que lleva años sin resolverse. Consideran que la situación refleja un estado de desidia y reclaman medidas urgentes que permitan mejorar la circulación en uno de los principales accesos entre el norte y el sur de la ciudad.