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En los primeros 60 días, Milei ajustó el doble que Macri

El actual Presidente parece así responder a la convicción del ex, que ya en 2019 había empezado a decir que un futuro gobierno debía hacer “lo mismo, pero mucho más rápido”

En sus primeros 60 días, el gobierno de Javier MIlei aplicó medidas fiscales y monetarias mucho más fuertes y rápidas que las que en igual período había tomado el gobierno de Mauricio Macri.

Parece estar siguiendo así la reflexión del propio expresidente, que ya en marzo de 2019, siete meses antes de la elección que perdió contra la fórmula Fernández-Fernández, ante una pregunta del escritor peruano y Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, sobre qué haría en caso de acceder a un segundo mandato, respondió: “lo mismo que estoy haciendo ahora, pero mucho más rápido”. Concepto que reiteró varias veces en los últimos años.

Un paper del Ieral de la Fundación Mediterránea precisa que en los primeros 60 días de gestión mileísta, la Base Monetaria aumentó 3% en términos nominales, contra una inflación de 51,4%, mientras en igual lapso del macrismo, si bien la base nominal se había contraído 9,5%, los precios habían aumentado 8,2%. Esto significa que en 60 días Milei contrajo la base monetaria en términos reales un 32%, casi el doble que el 17% que en igual lapso la había contraído la gestión de Macri.

Más allá de que los datos de inflación de diciembre (25,5%) y enero (20,4%) y las estimaciones para febrero del 14/15% apunten a un descenso, aún está por verse la eficacia anti-inflacionaria del ajuste fiscal y monetario.

Más claros, por ahora, son sus efectos sobre el nivel de actividad.

Sobre 5 indicadores relevados por Jorge Vasconcelos y Maximiliano Fernández, autores del trabajo del Ieral, 4 dieron peor en enero de 2024 que en enero de 2016. El único que dio menos mal fue el de ventas de autos: en enero de este año se contrajeron 16,7%, contra 29,5% que habían caído en 2016.

En los demás, en todos los casos el resultado fue inferior.

El despacho de cemento, que había caído 16,7% en el primer mes completo de gestión macrista, cayó 20% en el primer mes completo de mileísmo. El índice “Construya”, que en enero de 2016 había aumentado 3,2%, ahora se desplomó 28,2 por ciento. El índice de ventas minoristas de CAME, que hace 8 años había cedido 2,3%, esta vez anotó un 28,5% en rojo. Y la recaudación del impuesto al cheque, vinculada al nivel de actividad, que había repuntado 2,4% con Macri, cayó 15,7% con Milei.

Mientras, subsisten interrogantes acerca de que se consolide el descenso de la inflación “vinculados con la tolerancia de la población al desfase entre precios e ingresos y también con la marcha del sector externo, clave para seguir acumulando reservas, en la medida en que la competitividad de origen cambiario se deteriora paso a paso, en un contexto en el que el aporte de los agrodólares apunta a ser este año no más de USD 7.500 millones superior al de 2023″, precisan los autores. Se trata de una cifra muy inferior a las que se barajaban hasta hace pocas semanas y que se deterioraron por factores climáticos y la baja de los precios internacionales de la soja y el maíz.

De hecho, según otro trabajo, de Franco Artusso y Lautaro Sibilla, el actual escenario de precios “de confirmarse, implicaría una pérdida del 18% del valor real de la oleaginosa en 2024 en relación a 2023 y del 24-28% comparado con los picos de 2021-2022″.

Más que apretón, licuación

En cuanto al “apretón monetario”, el trabajo señala que, “como subsisten mecanismos de represión financiera, por lo cuales las tasas de interés en el presente son muy negativas en términos reales, se trata más bien de una licuación de la masa de pesos preexistente”.

¿Hasta qué punto la actual política económica podrá frenar la inflación? Según el economista internacional Robin Brooks, el arma de fondo es una fortísima recesión. “Después de la elección en Argentina, hubo un período de euforia en los mercados”, posteó este viernes en la red X.

“Ahora viene la realidad: la única manera de estabilizar el peso es una recesión rompe-huesos. Y eso ha comenzado; la producción industrial en diciembre cayó más del 5% respecto del mes anterior. Se viene una severa recesión”, escribió Brooks, acompañando su comentario con un gráfico sobre la caída, que de 2017 a esta parte solo fue superada por el colapso de abril de 2020, primer completo de la larga cuarentena impuesta por el gobierno de Alberto Fernández al inicio de la pandemia.

El trabajo del Ieral también marca diferencias en el dosaje de política monetaria de los primeros 60 días de Macri y los de Milei. Ahora los motores de aumento de la cantidad pesos son la compra neta de divisas (44% de la expansión); el pago de intereses de los pasivos remunerados (otro 44%) y un 12% de “otros” que incluye el efecto monetario de las operaciones con el Bopreal, la ejecución de puts (un legado massista)) por parte de los bancos, las Lediv y compra de bonos. En cambio, al inicio de la gestión de Macri el 90% de la expansión fue para pagar “dólares futuros”, regalo que había dejado la gestión kirchnerista del Banco Central prometiendo a un tipo de cambio regalado dólares que no tenía. El Banco Central debió poner la diferencia con el tipo de cambio surgido de la devaluación o “sinceramiento” inicial del precio del dólar.

En cuanto a contracción monetaria, bajo Milei-Caputo-Bausilli, el 61% fue por vía de los pasivos remunerados y otro 39% por operaciones del Tesoro, mientras en el macrismo temprano el 96% de la absorción fue por aumento de los pasivos remunerados y solo 4,0% por venta de dólares.

Los datos actuales reflejan un intento de “anclaje monetario” para evitar la espiralización de precios, salarios y tipo de cambio. Pero la licuación de pesos y gasto, advierten los autores, sólo puede darse por única vez, y los avances en el frente externo no muestran aún una normalización plena del mercado cambiario. Aunque desde la devaluación decidida por el actual gobierno el BCRA realizó compras netas por USD 7.160 millones y recortó en USD 4.300 millones el rojo de reservas netas, esos resultados reposan en la persistencia de restricciones al acceso a divisas para pagar importaciones, una “cuña” en lento trance de normalización.

Como nota optimista, el trabajo considera posible que el aumento de reservas “influya positivamente sobre las expectativas, con la percepción de un mercado cambiario bajo control del gobierno, y el ajuste fiscal y monetario, que no podrá sostenerse en meses venideros, en el corto plazo modere el traspaso a precios de la devaluación de diciembre”.

Por ahora, la recesión manda sobre la demanda agregada, pese a que las tasas de interés son inferiores a la inflación. Pero en próximos trimestres la economía debería avanzar hacia la estabilidad y el nivel de actividad rebotar sobre la base de instrumentos permanentes, no transitorios, de política. Para ello, apunta el trabajo, la inflación debería bajar abruptamente a partir de marzo, de modo de evitar que el frente cambiario “se complique en ese momento crucial”.

Javier Milei

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