No sólo la gente común se sorprendió por la renuncia del ministro de Economía. Hasta la mañana de este sábado Martín Guzmán seguía dando instrucciones a sus colaboradores, en el Palacio de Hacienda. También señalaron que la salida tiene como telón de fondo que Guzmán considera necesaria un ajuste en el gasto público imposible de llevar adelante por su debilidad política.
Tanto desde el kirchnerismo como desde el sector que lidera el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, reclamaban el desplazamiento del funcionario más defendido por el presidente Alberto Fernández.
Una de las últimas críticas las expresó el jueves pasado, el ministro de Desarrollo bonaerense y referente de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, al señalar, respecto del futuro de Guzmán, que “para mí es un tema terminado. Verá él en su conciencia qué quiere hacer o el presidente definirá. No tenemos mucho para esperar por ese lado a estar alturas”.
Para continuar con su programa económico, Guzmán debía realizar un importante ajuste del gasto público. Así quedó reflejado en un párrafo del informe que el Fondo Monetario Internacional dio a conocer tras la aprobación de las metas del primer trimestre del año.
En dicho documento se señala que “las medidas compensatorias recaen en gran medida del lado del gasto, lo que implica un importante reequilibrio del gasto entre la primera y la segunda mitad del año (en relación con las proyecciones originales del programa), necesario para respaldar una moderación de la demanda interna en el futuro. Ahora se prevé que el crecimiento del gasto real disminuya del 12,8 % anual en el primer semestre de 2022 al -7,8 % anual en el segundo semestre de 2022”.
Queda claro para cualquier analista de los temas fiscales que pasar de un crecimiento del gasto – por encima de la inflación - de casi 13% en un semestre a una contracción de cerca de 8% en el siguiente supone la aplicación de una severa disciplina fiscal.
En el segundo trimestre la Argentina cumplió con las metas fiscales acordadas con el FMI, según afirmó Guzmán antes de dejar su puesto. Lo que no aclaró es que se logró sobre la base de una importante postergación en los gastos, del orden de los 150.000 millones de pesos, según trascendió.
A esta deuda acumulada se suman los reclamos de mayores gastos de distintas áreas. Una, de las críticas, es Energía que, según fuentes oficiales, estaría demandando para el mes en curso el giro de fondos por unos 300.000 millones de pesos para atender la emergencia, cerca del doble de los fondos que tenía previstos el Palacio de Hacienda.
En suma, Guzmán sin recursos y sin respaldo político, evaluó que le quedaba una sola puerta, la de salida.
No obstante, en medios internacionales y nacionales se considera que será necesaria una racionalización del gasto público que demandará un acuerdo dentro de la coalición gobernante.
En este sentido, este acuerdo no será fácil dada las diferencias entre las entre los principales referentes del gobierno. Mientras el presidente Alberto Fernández considera que el plan económico que llevó adelante el ex ministro Guzmán era exitoso, Cristina no dejó de cuestionar este modelo y plantear la necesidad de políticas distributivas.
Justamente este aspecto es el que planteo Sergio Massa como condición para asumir algún cargo en el poder Ejecutivo, postura que también comparte Martin Redrado.
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