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Interés General

Día Nacional del Vino

En 2013 se sancionó la Ley Nº 26.870 que declaró al Vino Argentino Bebida Nacional. A través de ella se busca difundir las características culturales que implica la producción, elaboración y consumo del vino y sus tradiciones.

Argentina es el único país vitinícola en el mundo que declaró a su vino como bebida nacional. La Malbec es la cepa más representativa del país ya que encabeza la cantidad de hectáreas plantadas con esa variedad: más de 43 mil. Si bien la Torrontés es la única uva nativa, la Malbec se distribuyó en todas las regiones obteniendo excelentes resultados.

“Malbec es la uva con que todas las bodega se abren cancha a la hora de exportar, y fue Argentina quien trabajó con la cepa y la posicionó en el éxito que tiene ahora. Cuando Sarmiento fue a Francia y trajo la Malbec, para ellos era una uva de descarte, debido a que el clima allá no es tan cálido y las uvas y las pieles no llegan a madurar tanto y quedaba un vino ácido, tánico, astringente. Los franceses usaban esa especie para hacer vino de corte, es decir, mezclaban un poco con la uva Malbec solo para darle color”, explica Diego Di Giacomo, sommelier y miembro de la Asociación Mundial de Periodistas y Escritores de Vinos y Licores. Conocé más sobre la uva Malbec

Desde entonces la Malbec se adaptó al suelo y al clima argentino, y se convirtió en la uva más plantada en la Argentina. Para el sommelier, “el vino Malbec argentino es el mejor Malbec del mundo pero no es el m ejor vino argentino. El Cabernet Sauvignon es el que mejor representa el carácter de los y las argentinas, versátil y resistente”, sintetiza.

El vino es cultura y es historia

El vino es parte de nuestra identidad y de nuestro ser nacional. Aparece en cuadros, en poesías, en tangos, en la literatura, en epopeyas. Basta recordar la anécdota del General San Martín que cuenta Manuel de Olazábal en sus memorias. San Martín, siendo gobernador de Mendonza, ofrecía a sus comensales comparar los vinos mendocinos con los vinos extranjeros, aunque previamente invertía el contenido de las botellas.

-“Vamos a ver si están ustedes conformes conmigo sobre la supremacía de mi mendocino”. Sirvió primero el de Málaga con el rótulo "Mendoza". Los invitados dijeron que era un vino rico pero que le faltaba fragancia. Enseguida, se llenaron nuevas copas con la etiqueta "Málaga" y a viva voz dijeron “¡Oh!, hay una inmensa diferencia, esto es exquisito, no hay punto de comparación”.

San Martín ponía en cuestión, una vez más, la falaz creencia de los criollos de que lo extranjero siempre es mejor.

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