Según detalló el funcionario, los peritajes realizados por la División Científica de la Policía de Chubut revelaron que se emplearon materiales específicos para acelerar la propagación de las llamas, lo que ocasionó el desastre. “Estamos ante un evidente acto delictivo que puso en peligro la vida de miles de familias. Muchas de ellas perdieron todo por el accionar de un grupo de delincuentes”, señaló Iturrioz, quien además aseguró que no cesarán los esfuerzos hasta dar con los responsables y llevarlos ante la justicia.
El ministro también vinculó el hecho con otro ataque registrado en la Estancia Amancay, donde se utilizó una metodología similar, y descartó cualquier hipótesis relacionada con fallas en el tendido eléctrico. Asimismo, destacó las coincidencias en los materiales hallados tanto en Epuyén como en Trevelín, lo que refuerza la hipótesis de una planificación deliberada.
Por su parte, el gobernador Ignacio Torres atribuyó los incendios a sectores vinculados con grupos desalojados recientemente de tierras ocupadas ilegalmente en el Parque Nacional Los Alerces. “Esto no es casual. Los mismos delincuentes de siempre atacaron también la Estancia Amancay con bombas molotov, destruyendo maquinaria y vehículos. Estos atentados obedecen a una planificación que cuenta con el respaldo de sectores garantistas que aseguran su impunidad”, expresó Torres en su cuenta de X. Además, subrayó: “No vamos a permitir que los violentos nos intimiden. Vamos a trabajar para que los responsables estén tras las rejas y los ciudadanos de bien vivan en paz”.
Un incendio devastador
El incendio forestal en Epuyén dejó una huella de desolación en el paisaje y en la comunidad local. En apenas unas horas, el fuego consumió más de 2.000 hectáreas de vegetación, destruyó más de 50 viviendas y obligó a la evacuación de más de 200 personas, quienes fueron trasladadas al gimnasio municipal.
Las condiciones climáticas extremas, marcadas por una prolongada sequía y fuertes vientos que superaron los 70 km/h, complicaron el combate del incendio, que se volvió incontrolable rápidamente. Brigadistas trabajaron intensamente para estabilizar los focos secundarios, mientras los vecinos intentaban regresar a sus hogares para evaluar las pérdidas.
El periodista Rodrigo Saliva, quien recorrió el área afectada, describió el panorama como “dantesco”. “Por donde pasó el fuego, no quedó absolutamente nada. Los bosques de pinos se redujeron a cenizas, el suelo aún está caliente, y en algunos sectores siguen saliendo pequeñas columnas de humo”, relató.
Las llamas, alimentadas por la resina de los pinos, avanzaron con una voracidad implacable, dejando un saldo devastador tanto en la naturaleza como en las vidas de quienes habitaban la región.
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