En horas de la tarde del martes 24 de enero, Dina Boluarte, la presidenta de Perú luego del golpe parlamentario que depuso a Pedro Castillo, dio una conferencia para la prensa extranjera, donde volvió a responsabilizó de las masivas movilizaciones a “grupos de radicales” y a intereses económicos vinculados al narcotráfico y al contrabando.
Boluarte también repudió las manifestaciones en el pueblo de Puno, diciendo que esta localidad no representaba al país y que la represión de la policía y el ejército fue responsabilidad de los mismos manifestantes quienes se abrían matado entre ellos utilizando balas “dum-dum”.
Como se sabe, desde el pasado 19 de enero hasta el día de hoy, miles de campesinos y pobladores de diferentes regiones del interior del país, sobre todo de la sierra central y sur, han empezado a llegar a Lima a concretar lo que se ha dado en llamar la “toma de Lima” o la “segunda marcha de los cuatro suyos” para hacer que Dina Boluarte renuncie a su condición de presidenta del país.
A estos desplazamientos masivos de pobladores del interior, se han sumado paralizaciones contundentes en regiones del sur, además del bloqueo de diversas carreteras (en un momento se reportaron 37 vías de acceso nacional bloqueadas), lo cual ha empezado a convertirse en un problema serio para los sectores empresariales.
Es en ese marco de alta movilización social se volvió a convocar, este martes 24 de enero, un paro nacional exigiendo la renuncia inmediata de Boluarte.
Es por ello que desde tempranas horas del martes 24, muchas ciudades del sur peruano volvieron a paralizar contundentemente, y las carreteras de acceso nacional, como la Panamericana sur y norte, volvieron a ser bloqueadas por los manifestantes, registrándose enfrentamientos con las fuerzas represivas en algunas zonas.
Mientras tanto, en la ciudad de Lima, las diversas delegaciones provenientes del interior del país, se empezaron a movilizar por diferentes arterias de la ciudad, siendo lo más emblemático la movilización que realizaron en el distrito clase mediero de San Isidro (centro neurálgico de la actividad financiera nacional), donde los manifestantes paralizaron las actividades habituales de este distrito.
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