Desde diciembre de 2015, cuando arrancó la administración del presidente Macri, los salarios privados acumularon hasta 2022 una pérdida de 16% de poder adquisitivo, con los públicos cayendo cerca de 23% y los informales cediendo alrededor de 37%.
Las cifras se desprenden del reciente informe de la Universidad Nacional de Avellaneda - UNDAV, el cual detalla además que, desde la finalización del gobierno de Cambiemos, solo los salarios privados sostuvieron su poder adquisitivo, -subieron 0,25% hasta septiembre-, mientras que los del sector público perdieron un 4% y los informales 14%.
En una tendencia similar, los “Índice de salarios” del INDEC, que incorporaron los salarios informales recién a mediados de 2017, informaron que el conjunto de salarios en diciembre de 2019 se encontraba un 17,8% por debajo del poder adquisitivo que tenían en diciembre de 2015, mientras que entre diciembre de 2019 y septiembre de 2022 se sumaron caídas del 3,6%.
Salarios en rojo: contrastes entre sectores
Uno de los elementos que contrasta con estos guarismos, es el crecimiento general del empleo durante los últimos años, que hasta septiembre de 2022 llegó a 12,9 millones de ocupados, con menos de un millón de desocupados. Y es que a diferencia del gobierno de Cambiemos que aumentó progresivamente los índices de desocupación hasta llegar al 8,9% al finalizar su mandato, la última tasa de desempleo medida por el Indec para el tercer trimestre se este año era del 7,1%, la cual la ubica entre los más bajos de los últimos 20 años.
De acuerdo al informe de la UNDAV, “niveles tan bajos de desempleo históricamente han favorecido procesos de mejora de los salarios reales, dado que aumenta el poder de negociación de los sindicatos. Sin embargo, por el momento no se observa una mejora generalizada del poder adquisitivo de los salarios”.
Mario Gambacorta especialista en relaciones laborales de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de José C. Paz, plantea a Ámbito que las leyes de la ortodoxia económica no están funcionando, ya qué de ser así, la menor oferta laboral llevaría a mayores salarios.
En su lugar, sostiene desde su “enfoque critico tutelar de las relacionales laborales” que, “por fuera de la económico hay un desequilibrio en la correlación de fuerzas, donde hay una hegemonía deslaboralizadora que funciona también a nivel global, y es la prevalencia más fuerte de nunca del poder empresarial, junto al debilitamiento del poder sindical y del rol tutelar del Estado”.
En este sentido, Gambacorta amplia que “el Estado debería fortalecer su rol como tutor de los plenos derechos laborales, así como también a apuntamiento a los sindicatos, aunque sin afectar su autonomía, para que mejore el efecto redistributivo”. Añandió que, lejos de ser un enfoque alternativo, estas ideas ya están siendo expresadas por (el presidente de EEUU) Joe Biden y otros líderes políticos y sindicales”.
Las pérdidas, también en RIPTE, SMVM y Potenciar Trabajo
El estudio de la UNDAV incluyó también la evolución del RIPTE, es decir la remuneración promedio sujeta a aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que perciben los trabajadores que se encuentran bajo relación de dependencia, del Salario Mínimo Vital y Móvil, y del mayor plan de cobertura social laboral, Potenciar Trabajo.
Según concluyeron desde noviembre de 2017 hasta diciembre del 2019 el RIPTE perdió un 19,2% de su poder de compra, y hasta octubre de 2022 cayó otro 3%. Por su parte, el Salario Mínimo Vital y Móvil había caído hacia diciembre de 2019 un 21,1% respecto a su valor en diciembre de 2015. En la etapa posterior, comprendida entre diciembre de 2019 y noviembre de 2022 tuvo otra caída del 5,5%.
Finalmente, el monto real mensual del programa Potenciar Trabajo, que se encontraba en diciembre de 2019 un 14,6% por debajo del similar que se otorgaba en diciembre de 2015, cayó otro 6,2% entre diciembre de 2019 y noviembre de 2022.
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