Daniel, familiar directo, expresó la profunda tristeza que embarga a su entorno, señalando que apenas unas horas antes del suceso, algunos de sus hermanos llegaron desde Buenos Aires para acompañar el proceso en la Fiscalía.
"Yohana era una joven llena de vitalidad, con mucha iniciativa. Se estableció en esta ciudad, desarrolló su vida profesional y logró consolidarse tanto en el ámbito de la salud como en la industria del petróleo. Tenía su vida bien encaminada, pero hay aspectos familiares que muchas veces desconocemos y que lamentablemente pueden derivar en tragedias como esta", afirmó.
"Es difícil salir del círculo de la violencia. Se cree que el amor y el tiempo pueden cambiar a la otra persona, pero muchas veces eso no sucede", agregó.
Al ser consultado sobre la relación de Yohana con su pareja, Daniel explicó que, aunque recientemente habían recibido información sobre un presunto maltrato psicológico, no tenían conocimiento de episodios previos de violencia física. "Hace poco más de 20 días supimos que había problemas y que ella había tomado la decisión de separarse. Evidentemente, esto desencadenó la tragedia", indicaron.
Sobre el hecho en sí, Daniel manifestó su convicción de que no se trató de un acto impulsivo, sino de algo premeditado. "Esto fue planeado. Se realizaron acciones específicas para que el hecho se llevara a cabo y para intentar que quedara impune", aseguró. También agregó que la posterior muerte del agresor no trae tranquilidad a la familia: "No sé si trae paz, simplemente es saber que siguió con más violencia".
Otro de los hermanos de Johana, quien también llegó desde Buenos Aires y se encontraba junto a Daniel, aportó su testimonio señalando que hasta hace poco compartieron unas vacaciones en familia sin notar indicios evidentes de la situación que atravesaba su hermana. "Nos encontramos en el norte del país y no vimos indicios, pero sabemos que estas cosas surgen. Nos enteramos hace poco de que aparentemente sufría maltrato psicológico y que quería separarse", afirmó.
"Lo más importante es que se haga justicia. Nos preocupa especialmente el bienestar del menor que quedó en medio de todo esto", manifestaron.
Respecto a la relación con la familia de la otra parte involucrada, comentaron que ha sido escasa y que han tenido dificultades para obtener información desde el momento en que ocurrió el hecho. "Nos bloquearon, no podíamos comunicarnos ni con la policía ni con el juzgado. Queremos que se sepa la verdad y que casos como este no se repitan", concluyeron.
"Es inimaginable que haya pasado algo así", lamentaron. “Nos hemos enterado de episodios de control: cómo vestirse, si se podía maquillar o no, la revisión de su teléfono, con quién hablaba, a dónde iba. Todo eso son formas de violencia", destacaron.
"Las manipulaciones van mucho más allá de lo evidente. Hay formas de sometimiento que muchas veces pasan desapercibidas para el entorno. Pero hoy sabemos que esas señales estaban allí", expresaron.
Comentarios