Río Grande amaneció con una profunda tristeza, se fue Oscar Domingo “Mingo” Gutiérrez, pero su voz, sus relatos y su amor por esta tierra seguirán resonando en cada historia que ayudó a preservar. A los 72 años, falleció uno de los grandes referentes culturales y periodísticos de nuestra ciudad, un hombre que supo transformar la memoria fueguina en palabra viva.
Hablar de Mingo es hablar de Río Grande. Fue periodista, escritor, historiador, gestor cultural, pero sobre todo, un apasionado defensor de la identidad fueguina. Desde los micrófonos de Radio Nacional LRA 24, donde trabajó más de cuatro décadas, hasta las páginas de sus libros, dedicó su vida a contar quiénes somos y de dónde venimos.
Autor de obras imprescindibles como “La Candelaria”, “Los Selknam, ausencias y presencias” y “Hasta el próximo recuerdo…”, Mingo recuperó voces, rostros y lugares que hoy forman parte del patrimonio cultural de nuestra comunidad. Fue también concejal, director de Cultura, fundador de la Fundación Poética de Río Grande, y en 2013 fue reconocido como Ciudadano Ilustre.
En cada una de sus entrevistas había un compromiso profundo con la verdad y la memoria. Mingo entendía que escribir la historia no era un acto académico, sino un gesto de amor hacia la gente y hacia el lugar donde uno elige quedarse.
Su figura fue homenajeada en vida con una escultura en la Panadería La Unión, donde se lo ve compartiendo una mesa con la Hermana Carla, símbolo de la amistad y la gratitud de todo un pueblo.
Hoy Río Grande despide a un maestro, a un amigo, a un cronista incansable. Pero Mingo no se va del todo: queda en sus libros, en su archivo infinito de memorias, en su “Cordón Cuneta”, en las charlas de café y en cada historia que nos enseñó a valorar.
Hasta siempre, Mingo. Gracias por quedarte para siempre en la historia de Río Grande.
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