Unos 2.500 policías participaron del operativo en el Complexo da Penha, apoyados por vehículos blindados, helicópteros, drones y maquinaria de demolición. El gobernador Claudio Castro calificó la situación como “una guerra que nada tiene que ver con la seguridad urbana” y solicitó apoyo a las Fuerzas Armadas, que hasta ahora no respondió.
Los enfrentamientos obligaron a suspender clases en 45 colegios y a desviar 12 líneas de colectivos. El Comando Vermelho respondió cortando calles y avenidas, mientras la policía mantiene un operativo masivo para frenar la expansión del narcotráfico en la ciudad.
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