Diego Abregú, secretario gremial adjunto de la AOT Río Grande, describió un panorama alarmante, “La situación quedó al desnudo, de los 1.100 trabajadores que empleaba el sector textil en 2021, hoy quedan apenas unos 200 empleados en actividad bajo representación gremial”.
Fabrisur, que llegó a emplear a 90 personas, mantiene actualmente a solo 25 trabajadores en planta. “El 30 de agosto iba a ser la fecha de cierre definitivo, pero siguen trabajando unos pocos compañeros mientras negocian. La realidad es que la mayoría ya arregló y se fue”, detalló Abregú.
Otras empresas del sector también enfrentan dificultades. Hilandería Fueguina suspendió a decenas de empleados y tiene denuncias por incumplimiento de acuerdos laborales. En Australtex, unos 130 trabajadores continúan en actividad, aunque sin expectativas de crecimiento. “En otras plantas, los contratos temporales que habían generado expectativa de recuperación se cancelaron repentinamente, unos 40 trabajadores perdieron su continuidad en las últimas semanas”, explicó el dirigente.
Abregú responsabilizó al gobierno nacional por la falta de políticas efectivas para sostener la industria local: "Con el gobierno anterior, en 2023, pudimos al menos lograr una prórroga de cinco años en el régimen, aunque no en las mismas condiciones que la industria electrónica. Hoy no hay posibilidad de diálogo, las puertas están cerradas”.
El impacto de la crisis trasciende los despidos directos y alcanza a toda la economía local. “Muchos vinimos a Tierra del Fuego para trabajar en las fábricas. Cuando se cierran, no solo perdemos el empleo nosotros: también dejan de vender los comercios, los restaurantes, los cines. Es toda una cadena que se rompe”, advirtió Abregú.
La caída del consumo agrava aún más la situación, "Cuando la Argentina anda mal, lo primero que se deja de comprar es ropa. Y sin consumo, la industria textil muere”, resumió el secretario gremial.
A pesar del panorama crítico, Abregú mantiene la esperanza de revertir la situación, "Hoy parece que todo va hacia el cierre definitivo, pero esto puede cambiar. Lo que necesitamos son decisiones políticas que nos permitan volver a producir”.
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