La canasta básica alimentaria (CBA), que está compuesta por los alimentos mínimos que necesita una familia para comer y no ser considerada indigente, se incrementó un 2,7% en el mes de septiembre y se ubicó en $30.014. Por otro lado, la canasta básica total (CBT), que reúne a algunos otros bienes y servicios y traza la línea de la pobreza se encareció 3,2%, ubicándose en $70.532 para una familia tipo.
Respecto de septiembre de 2020, la canasta básica total se encareció 54,5%, 2 puntos porcentuales por encima de la inflación general para el mismo período (52,5%). La canasta básica alimentaria, en cambio, se encareció 49,4%.
De acuerdo con el informe publicado este martes por el Indec, la canasta básica alimentaria cuesta $10.580 más que un año atrás, y la canasta básica total tiene un precio $23.317 superior.
Si se compara con el salario mínimo, que en septiembre se ubicó en $31.104 para todos los trabajadores mensualizados que cumplen la jornada legal completa de trabajo, se advierte que un salario apenas alcanza para comer y mantener a una familia por encima de la línea de indigencia, pero no para estar a salvo de la pobreza. De hecho, dos salarios mínimos tampoco alcanzan para cruzar ese umbral.
La canasta básica alimentaria para un adulto equivalente tiene un costo de $9.713. El secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, anunció que tomará este dato como referencia para intentar acortar la brecha entre los precios de los alimentos y el salario promedio del sector registrado.
Según indicó el funcionario, al inicio de la gestión (en diciembre de 2019) la canasta básica representaba el 9% de ese salario y ahora representa el 11%, a pesar de los aumentos definidos en paritarias.
Estos son los aumentos que podrían disparar la inflación de octubre
Los aumentos sorprenden, aun cuando los argentinos están avisados de que la inflación se recalentó en los últimos meses, especialmente en el rubro alimenticio. Las nuevas listas de precios obligaron a las cadenas de supermercados a trasladar esos ajustes rápidamente a las góndolas, lo que encendió las alarmas en el Gobierno.
Roberto Feletti, flamante secretario de Comercio Interior, habló de una suba del 82% en el precio de una marca de detergente. Pero no el único. Ni el más preocupante. A tal punto que el propio Feletti admitió que los incrementos en los primeros diez días de octubre podrían disparar el índice de precios del mes "a 3,5% o incluso al 4%".
En la primera quincena de octubre hubo subas de hasta 23% en alimentos. Es el caso del café soluble. Y de hasta 22% en los enlatados (lentejas).
Esos ajustes, dijo Feletti, lo obligaron a convocar a los empresarios para obligarlos a congelar los precios de 1.247 productos de la canasta alimentaria y de productos de limpieza e higiene personal para los próximos 90 días.
Ese encuentro, definitivo, se llevará a cabo esta tarde, a las 18, en las oficinas de Comercio Interior.
Feletti, advirtió que aplicará la Ley de Abastecimiento si los empresarios no tienen resuelta para este lunes una lista de precios máximos por tres meses.
"Si hay que firmar una resolución de precios máximos, lo voy a hacer", afirmó el funcionario.
Copal -la cámara que agrupa a las alimentarias- ya se pronunció en contra del congelamiento. "Las políticas de congelamiento no se justifican en el contexto donde hay una responsabilidad multicausal de la inflación. Creo en los acuerdos, no solo en los de precios y salarios, sino en los de estabilizar la Argentina y generar empleo", destacó Daniel Funes de Rioja, presidente de la cámara empresaria.
La suba de precios por encima de lo que tanto el Gobierno como las consultoras privadas preveían para esta altura del año extremó las precauciones para el futuro cercano.
La visión de empresarios e inversores financieros es que se van incrementando los desequilibrios de la economía argentina. Y, acaso lo peor, que la Casa Rosada no encuentra ni el diagnóstico ni las recetas acertadas.
La escalada de la inflación perturba no sólo la dinámica social y política. Se da a pesar de que el Gobierno había activado los supuestos botones que enfriarían el escenario. Pero ni el atraso cambiario ni el congelamiento de las tarifas de los servicios públicos logró siquiera frenar la dinámica.
Un dato pone las cosas blanco sobre negro: mientras la inflación de los primeros nueve meses del año fue del 37%, la suba del dólar "oficial" (mayorista) apenas fue del 17,8%. Nada menos que 20 puntos menos. Y lo más probable es que esa tendencia continúe, al menos hasta fin de año.
La disparada de precios de la primera quincena de octubre
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