Mediante un improvisado escenario, con carteles emplazados frente a Tribunales, la agrupación manifestó su disconformidad ante el fallo de la resolución: “Está presa porque el Tribunal que la juzgó compuesto por tres hombres y un crucifijo en una pared considera que las mujeres tenemos que acatar en silencio, antes que defendernos de la muerte”. La noche del hecho, Gina quería irse y su agresor se lo impedía. La violencia era latente esa noche, Gina debía defenderse, como ella dijo, era ella o él. Era ella o un femicidio más. La legítima defensa se encuentra contemplada en el Artículo 34, Inciso 6 del Código Penal de nuestro país. Pero para los jueces Alejandro Pagano Zavalia, Rodolfo Bembihy Videla y Maximiliano, García Arpón no aplica para las mujeres.
La juzgan a Gina como mujer y como madre. Y en un fallo completamente arbitrario consideran que ella no era digna de defenderse. Cuando ella fue víctima de todo tipo de violencias, incluso institucional. A lo largo de la sentencia, el Tribunal reconoce todo los hechos de violencia perpetrados por el agresor de Gina. Sin embargo la condenan a perpetua, desconociendo los estándares fijados en la Ley Nacional 26485 y Convención de Belen Do Pará. Dicen los jueces: “se trató de una pareja como tantas otras, con planteos de celos como cualquiera”.
También dicen: “la similitud en el aspecto físico de ambos desterraba la idea de que se trataba de una mujer en problemas, tratándose justamente de lo contrario”, evidenciando la falta de perspectiva de género para evaluar la situación. “No nos vamos a quedar quietas viendo como nos condenan a callar, al silencio porque no encajamos en los estereotipos que este tribunal pretende de las mujeres.
Estamos acá, acompañando a Gina. Reclamando, una vez más, al Poder Judicial que se adecúe a los estándares internacionales. Venimos a gritar “Ni Una Menos”, ni una mujer presa por defenderse. Y vamos a seguir acá, reclamando. Estamos hartas de contar feminicidios. Este Tribunal prefiere vernos sumisas, antes que en defensa de nuestra vida y nuestros derechos. Justicia por Gina. Ni una mujer más presa, por defenderse.
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