Entre 5 y 6 millones de personas salieron a las calles este martes para agradecerle a la Selección Argentina la obtención de nuestra tercera Copa del Mundo. Lionel Messi y la Scaloneta tuvieron que terminar su caravana de celebración este martes con un sobrevuelo en helicópteros sobre una Buenos Aires desbordante de la manifestación más grande que se haya visto en nuestro país.
Al cabo de casi cinco horas de recorrido en un autobús descapotable que se movía prácticamente a paso de hombre, los jugadores renunciaron a proseguir por tierra su trayecto que había comenzado en el predio de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) en Ezeiza, periferia de Buenos Aires. La zona del Obelisco, en la avenida 9 de julio, tradicional lugar de celebración futbolística, se vio desbordada por millones de personas, lo que empujó a muchos aficionados a desplazarse hacia la cercana Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, sede de la presidencia.
"Los Campeones del Mundo están sobrevolando todo el recorrido en helicópteros porque se hizo imposible seguir por tierra ante la explosión de alegría popular. Sigamos celebrando en paz y mostrándoles nuestro amor y admiración", anunció Gabriela Cerruti, portavoz de la Presidencia, en su cuenta Twitter. El presidente de la Nación, Alberto Fernández, dio su propio mensaje luego y aseguró que este "diciembre distinto" quedará "para siempre en nuestros corazones".
Pero el recorrido finalmente fue solo aéreo y ya los jugadores regresaron al predio de la AFA, su lugar habitual de concentración. Antes, la televisión había mostrado imágenes de dos jóvenes que se lanzaron de un puente al paso de la caravana: uno cayó dentro del autobús y otro entre la multitud.
Aunque la gente mostró una cierta decepción de que los jugadores no entrasen al centro de Buenos Aires, igualmente continuaron celebrando el triunfo en las calles y las multitudes desconcentraron tranquilas. Hasta el momento, en la jornada solo se registraron ocho internaciones por politraumatismos, ninguno de gravedad.
Tras el regreso al predio de la AFA, los deportistas saludaron a la gente desde sus redes sociales y partieron a sus hogares. Messi, Dybala y Di María fueron vistos arribando a Rosario.
"Me hubiera gustado que terminara de otra forma. Se subestimó lo que podía llegar a pasar. Solo una persona que no conoce lo que es el fútbol para el pueblo argentino podía llegar a pensar que esto no estaba dentro de lo posible. Me parece que si se hubiera organizado mejor se podría haber hecho de otra forma", dijo Román García, empleado administrativo de 38 años.
Para muchos, el tercer campeonato mundial logrado por la albiceleste obró como un bálsamo para los complicados momentos que vive el país. "Estoy muy contenta de que la selección haya ganado. Es muy importante para nuestro país. Más allá de los malos momentos, es un año que vamos a empezar con la victoria de Argentina y eso nos hace sentir bien", dijo a la AFP Marta Acosta, de 35 años.
Muchos de los fanáticos que celebraron vinieron de otras ciudades, tan lejos como Bariloche (en la Patagonia, sur), o de Rosario, y de las ciudades de la periferia de Buenos Aires. Este martes fue decretado feriado nacional para facilitar la participación en la fiesta multitudinaria, en un día soleado del inicio del verano austral.
Mientras abrazaba la Copa del Mundo, Messi se despertó con un "Buen día" publicado en las redes sociales. "Fueron cerca de tres décadas en las que la pelota me dio muchas alegrías y también algunas tristezas", escribió. "Siempre tuve el sueño de ser Campeón del Mundo y no quería dejar de intentarlo, aún sabiendo que quizá nunca se daría", agregó en Instagram Messi, que a sus 35 años coronó con la Copa su brillante carrera. En su carta, agradeció a Maradona "que nos alentó desde el cielo" y cerró afirmando que "muchas veces el fracaso es parte del camino y del aprendizaje y sin las decepciones es imposible que lleguen los éxitos".
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