La publicación Annals of Anatomy reveló algo que parece insólito a esta altura de la humanidad: descubrir una parte del organismo que hasta ahora había pasado desapercibida.
Este descubrimiento se centra en la mandíbula, específicamente en el denominado masetero: un músculo de la mandíbula inferior que es esencial para masticar. Según se explicó, se puede detectar ese sector de la cara, si se colocan los dedos en las mejillas y se aprietan los dientes, ya que se sentirá que el masetero se aprieta.
Es evidente que los conocimientos científicos actuales sobre la anatomía humana ya lo habían descrito. Se sabía que el masetero tiene una capa profunda y una capa superficial, pero este nuevo estudio, publicado en la revista académica revisada por pares Annals of Anatomy, reveló la existencia de una tercera capa en el medio.
La existencia de una tercera capa fue advertida por la 38va Edición de Grey’s Anatomy , el libro de referencia de anatomía del Reino Unido, escrito en 1858 por Henry Gray.
Sin embargo, esto simplemente hizo referencia a una observación aún más antigua, hecha en el texto alemán de 1784 Grundriss der Physiologie für Vorlesungen .
Lo novedosos del descubrimiento científico actual es que nunca se había identificado correctamente ese sector de la mandíbula y no se consideró si existía en los humanos.
Pero los investigadores detrás del estudio buscaron aclarar la estructura de los llamados maseteros y resolver las inconsistencias de la literatura científica hasta la actualidad. Este objetivo fue lo que impulsó la investigación.
Los científicos habían tomado 12 cabezas humanas de cadáveres que se habían conservado en formaldehído —compuesto químico que se utiliza para la conservación de muestras biológicas— para diseccionarlos. Además, examinaron 16 cadáveres frescos mediante el uso de una tomografía computarizada. Finalmente, miraron a un sujeto vivo examinando su mandíbula a través de una resonancia magnética.
Los resultados fueron asombrosos. El profesor Jens Christoph Türp de la Universidad de Basilea, uno de los investigadores que intervinieron, dijo que es como si se hubiera encontrado una nueva especie animal. De hecho, las investigaciones señalaron la presencia de esta tercera capa del músculo masetero en la mandíbula inferior.
Según la autora principal, la doctora Szilvia Mezey del Instituto Anatómico, del Departamento de Biomedicina de la Universidad de Basilea, esta parte del músculo probablemente estabiliza la mandíbula inferior y parece ser la única parte que puede tirar de la mandíbula hacia atrás, hacia la oreja.
Este descubrimiento de la capa previamente no identificada del masetero, que los investigadores sugieren nombrar Musculus maseter pars coronidea , es un hallazgo importante, ya que muestra que todavía hay cosas que los científicos aún no sabe sobre anatomía del cuerpo humano.
No es la primera vez que la ciencia en los últimos años descubre sectores del cuerpo humano antes no conocidos. Investigadores de la University School of Medicine de Nueva York descubrieron en 2017 que el tejido conectivo situado debajo de la superficie de la piel que recubre el tracto digestivo, los pulmones, los sistemas urinarios, las arterias y las venas está formado por compartimentos interconectados llenos de líquido, y no de una capa densa, como se creía hasta ahora.
Estos espacios, explicaron los responsables, apoyados por una red de proteínas de tejido conectivo fuertes (colágeno) y flexibles (elastina), pueden actuar como amortiguadores que evitan que los tejidos se desgarren a medida que los órganos, músculos y vasos se comprimen, bombean y laten.
Para los investigadores, este hallazgo explicaría por qué el cáncer que invade esta parte del cuerpo tiende a propagarse más, al ser una capa formada por una carretera de fluido en movimiento.
Además, el estudio reveló que “las células que residen en ese espacio y los haces de colágeno que recubren cambian con la edad y pueden contribuir a las arrugas de la piel, la rigidez de las extremidades y a la progresión de las enfermedades escleróticas e inflamatorias”.
En 2018, se produjo otro avance en los conocimientos anatómicos. Desde que Leonardo da Vinci lo describiera allá por el siglo XV, el mesenterio se definía como una estructura fragmentada, compuesta por varias secciones, cuya importancia era menor. Sin embargo, una reciente investigación parece haber corregido un error.
Un grupo de científicos irlandeses de la Universidad de Limerick iniciaron un nuevo campo dentro de la medicina después de reclasificar al mesenterio como un órgano del sistema digestivo, el número 22. La importancia del descubrimiento resulta clave para avanzar en la exploración de enfermedades digestivas.
Para los autores, el mesenterio no es un conjunto de estructuras aisladas, sino un solo órgano continuo que recorre toda la longitud del intestino. Este pliegue de la membrana sirve de protección a toda una red de vasos sanguíneos, conductos linfáticos y nervios, pero su función exacta aún no está clara.
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