El Día del Niño es una gran posibilidad para detenerse en la literatura infantil. Además de los cuentos clásicos, el abanico de posibilidades de libros infantiles es cada vez mayor. Desde los temáticos, los interactivos, los llamados libros álbum que son sin texto o con muy poco, cuentos donde se mezcla la fantasía con la vida cotidiana de los chicos. Los monstruos cada vez más se alejan de esa imagen atemorizante ¿Cómo dibujar un monstruo espantoso donde se propone al niño reírse de sus miedos y empezar a dibujarlos ellos mismos?

Una historia de vaqueros es reemplazada por la de un mono para alejar el miedo, pero también están los fantasmas que tienen buena letra, esos monstruos reales, sin cuatro cabezas, que están cerca de los niños, que tienen cara de buenos y que sin embargo pueden hacerles mucho daño en el mundo real.

También están los cuentos de situaciones que sufren los niños con las "etiquetas" que muchas veces se le ponen desde el mundo adulto y ahí está Topito para contar lo que le sucede en la escuela por ser inquieto.

Por allí también va el libro de los Niños malos marcados por los estereotipos. También claro, hay historias que pasan en el bosque, pero el marco es conocido por los chicos: una "pijamada".

Una sirena que no la pasa tan bien bajo el mar sin wifi, sin celular, y que sueña con bailar. También hay poema como en Vida de Gatos. Otros que invitan a participar como Diario de Notas. La puerta para salir al mundo, donde todo lo que pasa es vedad y todo lo que uno inventa se vuelve verdadero. Y los clásicos de María Elena Walsh.