La situación más difícil de resolver a nivel diplomático es la de los argentinos varados en Perú, país militarizado en la lucha contra el COVID-19 y con sus aeropuertos cerrados. Finalmente y tras intensas gestiones en la tarde del domingo, despegaron otros dos Hércules C-130 desde Cuzco, en un nuevo puente aéreo militar organizado por el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Defensa que puso a disposición las naves de la Fuerza Aérea.

Como ocurrió días atrás con los tres vuelos que buscaron argentinos en Lima y Arequipa, el canciller Felipe Solá siguió el tema con su par peruano y con el embajador Peter Caminos Cannok. Con Gustavo Meza-Cuadra mantiene un diálogo fluido tanto por las gestiones dentro del Grupo Lima como por las conversaciones que iniciaron en campaña a partir del viaje de Alberto Fernández a Perú donde se entrevistaron con Martín Vizcarra y Meza-Cuadra.

El operativo no fue fácil. Perú solo permite que en su cielo haya cuatro vuelos por día. Y son varios los países que buscan a sus ciudadanos: sólo Estados Unidos y Canadá buscaron este último jueves y viernes a unos 400 turistas en vuelos autorizados por el gobierno peruano. Hace unos días todavía quedaban mil españoles varados allí y, entre otros, unos 300 alemanes. En el caso de los argentinos además debieron ser trasladados desde Cuzco a Arequipa porque los Hércules no pueden aterrizar en la que fuera la capital del Imperio Inca.

Antes de subir a los aviones se chequeó el estado de salud de los argentinos. Una señora con algunos problemas que llegó desde Camposol no pudo embarcar y fue trasladada a Lima.

Según informaron fuentes de la Cancillería, todavía quedan unos 320 argentinos repartidos por Perú. Los que partieron este domingo llegaron en dos horarios distintos al aeropuerto de El Palomar, el primero a las 22 y el segundo a la 1 la madrugada de este lunes. Desde allí son trasladados para que inicien su cuarentena.