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Amazonas: cómo afecta el incendio a la Argentina

El Amazonas arde y con él las cuantiosas especies que habitan en él. Animales, plantas, no hay nada que la fuerza arrasadora de las llamas no se devore, lo que causa una verdadera catástrofe no solamente para Brasil, sino para el mundo.

Se estima que en dos semanas se perdieron medio millón de hectáreas, equivalentes a la mitad de lo que se deforesta en un año en territorio carioca. Los daños son inconmensurables sobre todo porque en ese bosque se encuentra cerca del 20 por ciento del agua del planeta, 10 por ciento de la biodiversidad global y el 20% del oxígeno de la Tierra.

Pero ¿Cómo impacta el incendio del Amazonas en la región y, fundamentalmente, en Argentina? De muchas maneras y por supuesto, todas negativas.

“El impacto inmediato de los incendios en la biodiversidad, es la muerte de miles de animales y plantas que habitan estos bosques, entre ellos especies emblemáticas y de gran importancia ecológica como el yaguareté, pero, además, las quemas ocasionan una pérdida de hábitat que amenaza la supervivencia de las especies”, precisó Manuel Jaramillo, Director General de Fundación Vida Silvestre Argentina.

Pero eso no es todo. Además, agudiza la crisis climática a causa de las emisiones de carbono que provienen de la quema de materia orgánica. “Eso implica mayor nivel de precipitaciones en algunas zonas como el litoral de la Argentina, mayor nivel de sequías en el norte de nuestro país, derretimiento de los glaciares y aumento del nivel del mar”, explicó Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace.

A eso se le suma que, muchos de los ríos que pueden tener una diferencia de caudal en Brasil por la deforestación pueden llegar a anegar zonas de nuestro país cuando bajan desde terrenos brasileños.

Esto ocurre por un lado por la política de Bolsonaro que ha desmantelado todo el sistema de protección de los bosques al reducir presupuesto, echando a diferentes dirigentes de los organismos de protección y fogoneando que el sector agropecuario deforeste por soja o por ganadería como sucede en el norte de nuestro país”, responsabilizó Giardini.

En esa línea, y en palabras de Jaramillo, pensar que estos procesos se dan sólo en el Amazonas es caer en un error. “En la última década, en la Argentina, se ha deforestado un promedio de 240.000 hectáreas anuales de bosques nativos y el Gran Chaco es una de las ecorregiones más afectadas por esta problemática”, destacó.

De hecho, de acuerdo con un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza se encuentra entre los 11 lugares más deforestados del mundo y con niveles más altos de degradación. El panorama, entonces, se vuelve un poco aterrador.

Por eso, ambos especialistas coincidieron en la importancia de impulsar políticas públicas que protejan a los bosques nativos de todo el planeta entre los que se incluyen, obviamente, los de Argentina.

“Mientras la deforestación continúa, perdemos bosques, culturas, biodiversidad, servicios ambientales y oportunidades de un real desarrollo sustentable. Es hora de asumir los compromisos y salvar nuestros bosques. Porque sin bosques, no hay vida”, concluyó Jaramillo.

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