Los jueces consideraron que no hubo intención de matar, por lo que el delito se reclasificó como homicidio culposo. En 2024, López había sido condenado a perpetua por “homicidio agravado” tras determinar que había sacudido violentamente al bebé, provocándole lesiones cerebrales. El hecho ocurrió cuando López quedó solo con el bebé, que lloraba constantemente, y lo zamarreó intentando calmarlo. El niño fue llevado al hospital, pero murió dos días después por un hematoma cerebral. El tribunal señaló que López actuó sin intención de matar y que su reacción posterior, buscando ayuda y llamando a emergencias, lo demuestra. No había antecedentes de violencia familiar.
Comentarios