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Comienza un trimestre clave por la expectativa del fin del cepo cambiario y la aparición de indicios de recuperación de la actividad

El año comenzó con fuerte recesión, caída del salario real y también de la recaudación. El rol de la cosecha gruesa como motor de la reactivación. Qué se espera para el resto de los sectores

Una segunda etapa del plan económico del Gobierno podría comenzar con el inicio del segundo trimestre.

El tramo entre abril y junio podría ser una bisagra para el formato del programa de política económica, ya sea por la puesta en marcha de nuevas medidas, de correcciones tras el impacto inicial en la actividad y los salarios en la primera parte del año, la llegada de la ventana de ingresos de divisas más marcada del año y, en el horizonte, una medida que el gobierno azuza: la salida del cepo cambiario.

Se trata de un anuncio que tanto en despachos oficiales como en el mercado todavía ven lejano porque las condiciones no son las óptimas. El presidente Javier Milei y el ministro de Economía Luis Caputo mencionaron en las últimas semanas que ese sería el próximo paso del programa económico, pero que dependerá del colchón de divisas que pudieran conseguir para levantar esas restricciones.

Las miradas apuntan al Fondo Monetario Internacional como uno de los prestamistas que necesita el Poder Ejecutivo Nacional para cambiar el régimen monetario.

Algún cálculo que dejó transcender el jefe de Estado cuando hablaba de USD 15.000 millones como la diferencia entre tener o no las condiciones suficientes para activar la salida del cepo. Por el momento las negociaciones con el organismo distan de un acuerdo inmediato.

Pero el segundo trimestre también será clave como bisagra para saber si hay algún indicio de recuperación de la actividad económica. El impacto inicial de las medidas del gobierno libertario fue altamente recesivo, con un efecto negativo sobre los salarios y la recaudación tributaria.

Algunos analistas creen que marzo fue el “piso” económico y que lo que sigue, con algún dibujo varible (recuperación en V, en U, en L y demás) pero otros creen que todavía no se tocó fondo.

En el primer grupo aparece, por ejemplo, la estimación que hizo para lo que viene la consultora Econviews, que proyectan que la caída de la actividad se detuvo en marzo. “Tomando indicadores coyunturales, aparecen algunas tímidas recuperaciones en demanda de electricidad y ventas de nafta”, plantearon en un informe reciente.

“En marzo, la actividad parece haber encontrado un piso. Los salarios lograron recuperar parte de su poder adquisitivo lo cual reactiva parcialmente el consumo. Habían sufrido un mazazo (o un Massaso) en diciembre y enero con el sinceramiento de Milei”, mencionó la consultora que dirigide Miguel Kiguel.

Respecto a la velocidad del despegue, Econviews planteó: “nuestra visión es que lo peor ya pasó y que se avecina la recuperación. Por un lado, se puede considerar que, debido a la pronunciada caída, podría producirse un ‘efecto rebote’ bajo una nominalidad más estable. La recuperación de los salarios en este contexto y una mayor confianza deberían impulsar esa reactivación”, dijo por un lado.

Como contrapartida, Econviews puso sobre la mesa que hay otros elementos que indican que ese proceso podría tomar más tiempo.

“Tanto desde el punto de vista fiscal como monetario se están implementando políticas contractivas que enfrían aún más la economía. El tipo de cambio tampoco está favoreciendo la situación. El tipo de cambio real se mantiene por debajo de su promedio histórico. Este atraso pone en riesgo la competitividad de los productos locales si se sigue con el crawling peg del 2% mensual. Además, el ingreso de recursos por parte de capitales externos es escaso”, matizó la consultora.

Del otro lado, LCG estimó que no hay motores que puedan empujar una recuperación en V de la economía en lo sucesivo. “La recesión que comenzó a fines de 2023 se vio significativamente agravada por la corrección del tipo de cambio oficial que redundó en la disminución del salario real”.

“Aunque esperamos que esta tendencia a la baja se modere, dado que ya estamos partiendo de niveles más bajos y debido a la posible recuperación del sector agrícola tras la sequía del año pasado, nuestras perspectivas para la actividad económica siguen mostrando un escenario recesivo. Anticipamos nuevas correcciones en los precios relativos, ya sea para salir de las restricciones cambiarias o para ajustar las tarifas, lo que podría impactar tanto en la producción como en el consumo”, anticiparon desde esa consultora.

En definitiva, menciona la consultora en un informe que difundió en la semana: “El consumo está debilitado, las exportaciones no responden rápidamente a los incentivos derivados de la depreciación del tipo de cambio (y además esta ventaja competitiva está empezando a disiparse por el nivel de nominalidad. No esperamos un aumento significativo de las inversiones debido a un cambio en las expectativas. Y la tracción del gasto público se enfrenta al objetivo del Gobierno de reducir el déficit fiscal”, enumeró LCG.

En una postura más intermedia, la consultora Abeceb que fundó el economista Dante Sica, escribió en sus informes a la prensa que el proceso de recuperación no será parejo en todos los sectores, que sí podría tener forma de V, pero con un piso que recién asomaría en la segunda mitad del año.

“En el corto plazo es probable que la actividad dibuje una “V” en 2024, heterogénea y a distintas velocidades, tocando piso en el segundo semestre del año y luego comenzando a recuperar, con una inflación aún muy elevada pero declinante”, precisó el trabajo.

“Esta V se dibuja con diversos componentes. Por un lado, a pesar de los recortes en los rendimientos esperados de la cosecha gruesa, se espera una recuperación en el sector agrícola (19,2%) tras la sequía que traccionará la venta de maquinaria agrícola (14,6%) los agroquímicos (3,2%) y los fertilizantes (8%). Este sector, junto con la minería (11,1%) y el sector de oil & gas, especialmente Vaca Muerta (petróleo 7,4% y gas 4,3%) y economía del conocimiento (USD 10.000 millones de exportaciones) son los que impulsarán el nivel de actividad económica durante el resto del año”, planteó Abeceb.

“Son sectores que pueden aportar al salto de la productividad y la oferta de divisas; lo que es vital para la sostenibilidad de la economía, aunque tienen limitada capacidad para generar empleo en la magnitud que la Argentina necesita. Pero al mismo tiempo, son claves en la dinámica de las economías regionales”, concluyó respecto a las perspectivas de los próximos meses.

Una estimación opuesta es la que hizo el Centro de Estudios Federales (Cefed), que nuclea a economistas que acompañaron durante la gestión a la ex ministra de Economía y ex presidenta del Banco Nación Silvina Batakis: “Mantenemos nuestro pronóstico de caída de la actividad económica en un 6% para 2024, con mayor profundización en el segundo trimestre del año; acompañado de caída del consumo, la inversión y el gasto público”, mencionaron.

En ese sentido, la consultó enumeró como factores que explicarán el escenario recesivo extendido: “Inflación entre el 10% y 15% para los meses de abril a junio. Aumento del desempleo, acercándose a dos dígitos porcentuales en diciembre 2024. Fuerte reducción en la utilización de la capacidad instalada, ya enero de este año se ubicó en 54,6% de su potencial”.

Y concluyó: “Los ingresos reales continuarán a la baja, hay que recordar que el poder de compra del salario cayó 20% en el primer bimestre del año”.

plan económico del gobierno

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