“El panorama es muy difícil, hace rato que no estábamos así tan mal. En realidad ya los veníamos viendo pero se puso muy difícil porque la inflación sigue, los precios no paran de subir y a la gente le alcanza cada vez menos, se hace cada vez más largo el mes para llegar” afirmó Schreiber sobre la situación de las ventas en los negocios de barrios.

En ese sentido, indicó: “A pesar de las bajas de las ventas todos esperábamos que puedan frenarse un poco los precios pero siguen subiendo. Así que es una situación fuera de lo normal y bastante difícil. En los almacenes somos como el taxista en la calle, somos un punto neurálgico en donde se percibe enseguida la situación de las familias. Lo que vemos es eso, que ya no solo han cambiado los hábitos de compra sino que ya les está costando llegar al producto que es mucho más barato”.

A la crítica situación, sumó la especulación de precios: “Otras de las cosas que hay es la diferencia de precios, no hay referencias ni manera de controlarlos porque no sabes de donde sale tanta diferencia. No sabes si el que tiene un producto muy caro se actualizó o se está abusando, o el que lo tiene muy barato no se actualizó. Así como el vecino sale a buscar precios, nosotros también estamos buscando para traer al barrio lo que se pueda conseguir a mejor precio entre los mayoristas”.

Y añadió, “Antes se compraba hasta lo que se consumía por dos días, ahora se está comprando lo que se va a consumir al mediodía y después vienen por lo que se consume a la tarde. Para las fiestas se llevaban una caja de sidra por ejemplo, y en estas fiestas se han llevado una sidra, un pan dulce y no más de eso. No hemos vendido nada”.

“La gente dejo de comprar muchísimo la carne, aquel que se llevaba tres churrasco hoy se lleva medio kilo de picada o menos, la venta ha bajado más del 50%”, finalmente el referente del sector almacenero no avizoró un panorama alentador, “No solo va a seguir subiendo sino que entiendo que próximamente vamos a cambiar la calidad, vamos a pagar caro y de peor calidad”.