Pese a no haber sido uno de los automovilistas más consagrados de la Fórmula 1, Ayrton Senna es considerado como uno de los más grandes corredores de la élite del automovilismo y, además, es uno de los que más fanáticos reúnen en el mundo.
Al margen de sus tres campeonatos mundiales, el brasileño fue un velocista nato que, con su estilo de conducción pasional y sus arriesgadas maniobras, cautivó al público y se ganó el respeto de sus rivales en la pista.
Sin dudas, también contribuyó a la conformación de su figura de mito el trágico accidente que terminó con su vida el 1° de mayo 1994, cuando impactó con su monoplaza contra un muro del Autódromo Enzo y Dino Ferrari, mientras disputada el Gran Premio de San Marino, en la ciudad italiana de Imola.
Ayrton Senna: su estilo veloz, pasional y arriesgado de conducción
Veloz, arriesgado y pasional. Con esos tres adjetivos puede describirse a la perfección el estilo de conducción de Senna, que cautivó no solo a los brasileños, sino a los fanáticos de todo el mundo. Con esos atributos, logró récords increíbles en las pruebas de clasificación y dejó actuaciones memorables bajo la lluvia.
Justamente, su debut en la Fórmula 1, en el Gran Premio de Mónaco de 1984, fue bajo una lluvia torrencial. A bordo de su humilde Toleman, partió desde la decimotercera posición y logró avanzar hasta el segundo lugar, por detrás de Alain Prost. Cuando estaba por superarlo, las autoridades suspendieron la carrera por malas condiciones climáticas. Aunque no logró la victoria, dio muestras de su enorme potencial.
Sus grandes resultados harían que, cuatro años más tarde, compartiera equipo con el piloto francés en McLaren. Allí comenzó la rivalidad Senna-Prost, una de las más icónicas de la historia. Por un lado, “El Profesor”, un piloto estratégico, calculador y sumamente técnico; por el otro, “Magic Senna”, arriesgado, veloz y pasional.
Cada uno con su fórmula ganadora, lograron mantenerse durante años en lo más alto de la élite del automovilismo, al punto tal de repartirse siete de los nueve campeonatos mundiales entre 1985 y 1993. Prost se coronó en 1985, 1986, 1989 y 1993, mientras que Senna lo hizo en 1988, 1990 y 1991.
Cómo fue el accidente fatal
El domingo 1° de mayo de 1994, tuvo lugar de las tragedias más recordadas en la historia del deporte y, más precisamente, de la Fórmula 1. Como consecuencia de un fuerte impacto contra un muro de concreto a más de 200 kilómetros por hora, el piloto brasileño Ayrton Senna perdió la vida.
En su monoplaza FW16 de la escudería Williams, llevaba la bandera de Austria. Es que, en caso de ganar la carrera, pensaba homenajear a Roland Ratzenberger, quien había muerto el día anterior, en la prueba de clasificación, tras sufrir una rotura en el alerón delantero y chocar en la curva Villeneuve.
Justamente, la tragedia del austriaco hizo que Senna se alterara y manifestara su preocupación por la seguridad de los corredores, al punto tal de plantearse seriamente la posibilidad de no correr al día siguiente. No obstante, finalmente decidió hacerlo.
El fatal accidente ocurrió en la séptima vuelta. Ingresó a 309 km/h a la curva Tamburello y, cuando se percató de que sería imposible mantener el control del vehículo, redujo la velocidad todo lo que pudo para reducir el impacto, que fue a 209 km/h.
El personal médico acudió rápidamente al lugar y logró sacar a Senna del monoplaza. Recién movió su cabeza a los 57 segundos, aunque no volvió a hacerlo, según se logra observar en las imágenes captadas por un helicóptero que sobrevolaba la zona.
Según las pericias judiciales, el neumático desprendido golpeó el casco del brasileño y provocó que su cabeza impactara contra el apoyacabeza del monoposto, lo que habría provocado las fracturas de cráneo. Además, un elemento de la suspensión que estaba junto al volante penetró el casco.
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