Detrás de la eterna pérdida de peso sin resolver, se encuentran en primer lugar unos malos hábitos de alimentación, así como someterse a dietas de moda restrictivas que no son para nada la mejor manera de perder peso, afirmó Patricia Vilca, miembro del Grupo de Trabajo de Dietoterapia en la Obesidad de la Sociedad Española de Obesidad.

Según señaló la especialista, la clave está en mantener una alimentación saludable, realizar actividad física de manera regular y descansar las horas suficientes.

“Si hay exceso de peso, sin enfermedades o factores genéticos que puedan influir o condicionar su pérdida, no hay más secreto que conocer que cuanto mayor sea la diferencia entre lo que ingerimos como energía en forma de alimentos y lo que gastamos, mayor será la acumulación de grasa corporal”, subraya Vilca.

Al respecto, detalló: “La sal aumenta los niveles de sodio del organismo, pudiendo causar a la larga un aumento de la presión sanguínea y posibles trastornos circulatorios. Además, aumenta la retención de líquidos y con ello el incremento del volumen corporal”.

Otro error es saltearse comidas, sobre todo el desayuno, pensando que esto puede ayudar a adelgazar. “Lo ideal es repartir la energía diaria en cuatro o cinco comidas y no omitir ninguna porque ayuda a tener menos apetito entre una comida y otra y elimina la tentación de picar, además de aumentar la ingesta de vitaminas, minerales y fibra y disminuir el consumo de grasa”.

Además, subraya "la importancia de controlar el picoteo y evitar entre horas los productos ultraprocesados ricos en azúcares y grasas poco saludables, así como no “descontrolarse por la noche” ya que a partir de las cinco de la tarde el metabolismo se ralentiza".

"Debemos aprender a conectar con el hambre real, muy diferente del hambre emocional. Para ello, es fundamental comer sentados, masticando lentamente los alimentos, a poder ser en compañía, respirando correctamente y sin pantallas y otras distracciones”, explicó.

Para la pérdida de peso tiene que haber un déficit entre la energía que comemos y la que gastamos, por lo que hemos de reducir la ingesta calórica con un control de las raciones (proteínas, hidratos de carbono y grasas) según las necesidades de cada persona, así como realizar actividad física.