El cirujano infantil Rodrigo Santibáñez, detalló cada paso de este procedimiento que exigió horas de esfuerzo y coordinación multidisciplinaria.
“Este tipo de casos no ocurren habitualmente, pero son situaciones que pueden pasar y generan mucha tensión y miedo. Es un momento terrible para los papás, porque aunque no haya descuido, basta un instante para que un niño se vea en riesgo”, explicó Santibáñez.
El especialista recordó cómo llegó a la cirugía infantil, “Sinceramente, fue algo que se fue dando en mi camino. Durante la facultad no hay mucho contacto con este mundo, pero con el tiempo fui descubriendo que esta es mi vocación. Trabajar con niños requiere un compromiso emocional y profesional muy grande, porque no se trata solo de realizar la cirugía, sino de acompañar y contener a las familias”.
Sobre la intervención específica, detalló, “El niño llegó el 27 de septiembre con un cuadro respiratorio. Los pediatras de guardia diagnosticaron que una zona del pulmón derecho no ventilaba correctamente. Al realizar la radiografía, detectaron un cuerpo extraño metálico con forma de tornillo. Ante la complejidad del caso, se decidió su ingreso a terapia intensiva pediátrica y se intentó retirarlo mediante anestesia y endoscopia, pero no fue posible tras tres intentos. Esto nos llevó a realizar una cirugía abierta para resecar el segmento del pulmón afectado, un procedimiento delicadísimo considerando la edad y el tamaño del paciente”.
El doctor destacó el trabajo en equipo, “Fue un esfuerzo enorme de todo el personal quirúrgico, de terapia, de enfermería y de técnicos. Cada uno aportó su vocación y su conocimiento. La cirugía duró varias horas y fue crítico mantener al paciente estable, lo que requirió coordinación con colegas del Hospital Garrahan especializados en estos casos”.
El caso, según relató, no fue inmediato, “Muchas veces los niños aspiran cuerpos extraños sin que los padres se den cuenta. En este caso, según la familia, el niño lo había ingerido casi una semana antes. En niños tan pequeños, de un año, no pueden explicar lo que les pasa, por lo que estos accidentes pueden pasar inadvertidos hasta que generan síntomas graves”.
El tornillo medía aproximadamente un centímetro y medio, con una cabeza de medio centímetro, y estaba generando inflamación e infección en el pulmón. “Era un objeto contaminado, y el daño que causaba era serio. Por suerte, tras la cirugía y algunos días en terapia intensiva, el niño pudo ser dado de alta sin complicaciones”, señaló Santibáñez.
El cirujano también reflexionó sobre la salud pública y la vocación de los profesionales, “Vengo de la universidad y hospitales públicos, y este tipo de logros muestran que la salud pública se mantiene gracias al compromiso de quienes trabajamos día a día. Una cirugía como esta no tiene precio, y más allá de los salarios, está el orgullo de poder salvar vidas”.
Finalmente, enfatizó la importancia de la prevención, “Estos casos deben servir para concientizar a los padres sobre los accidentes domésticos. Los objetos pequeños, el agua caliente, los electrodomésticos, todo representa un riesgo. Estar atentos y mantener a los niños alejados de situaciones peligrosas es fundamental para evitar estas emergencias”.
        
        
    
            
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