El mandatario brasileño reconoció la posibilidad de haberse infectado con el virus COVID-19 luego de confirmarse como positivos otros cuatros miembros de la comitiva que lo acompañó a Miami, por lo cual se someterá a un tercer test para despejar dudas. Los funcionarios contagiados son el asesor Filipe Martins; el jefe de Ceremonial de la Presidencia, Carlos França; el director del Departamento de Seguridad, coronel Gustavo Suarez; y el secretario personal Mayor Cid.

Por el momento, asciende a 22 el número de integrantes de la misión que fue con el presidente a Estados Unidos hace dos semanas. Bolsonaro indicó: “Yo estoy bien. Hice dos tests. Pero tendré que hacer otro, según la orientación médica que reciba”. Luego, aclaró“el test dio hasta ahora negativa en toda la familia. Tal vez yo me haya infectado antes y ni siquiera lo supe. Estoy con muchos anticuerpos”.
Todo comenzó hace 8 días, cuando los médicos determinaron que Fabio Wajngarten, secretario de Comunicación Social, había contraído el COVID-19 luego de volver de Miami. Más tarde, se confirmaría también el caso de su colaborador más cercano, el ministro de Seguridad Institucional Augusto Heleno. Sin embargo, el presidente volvió a minimizar la gravedad de la pandemia que conmueve al mundo: “Después del cuchillazo (que recibió en septiembre de 2018, durante la campaña electoral), no será una gripecita la que me va a derrumbar”.
El mandatario, junto a su equipo de ministros, estuvo reunido vía teleconferencia con empresarios brasileños. Durante el encuentro, insistió en que es preciso evitar medidas “drásticas” capaces de poner en juego los resultados económicos y se manifestó en desacuerdo con todo lo que signifique cierres de aeropuertos, shoppings y rutas. “El remedio puede matar más que el virus”, subrayó.
Por su parte, el Ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, previó un colapso del sistema de salud en abril próximo. Según los análisis de los epidemiólogos, la transmisión del Coronavirus crecerá hasta mayo o junio, estabilizándose recién a partir de julio, con una caída de los casos recién en septiembre.
De acuerdo con el ministro Mandetta, el colapso del sistema significa que no dará abasto para dar atención médica a todos los infectados, lo que crearía un escenario similar al de Italia. “Tendremos problemas. Lo sé bien. Aquellos que hoy aplauden van a tirarnos piedras de aquí a uno o dos meses. Pero vamos a trabajar duro”, aclaró el funcionario de la salud.
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