"No vale la pena, no espero, tampoco quiero. Quiero estar tranquila lo más lejos posible”. La frase, determinante, salió de la boca de Graciela Sosa, la madre de Fernando Báez Sosa, cuando le preguntaron si esperaba que la patota de rugbiers acusada de matar a su hijo en enero de 2020 le pida perdón.
La mujer vive los días más complicados desde que recibió la noticia de que su hijo estaba muerto. Desde hace 5 días enfrenta, junto a su marido Sabino Báez, los durísimos momentos que se dan en la sala de audiencias de los tribunales de Dolores, donde se lleva a cabo el juicio: testimonios que dan cuenta de lo salvaje del ataque, los intentos para salvarlo, las palabras de los amigos y amigas de su hijo y la presencia de los ocho varones que emboscaron a Fernando.
“Son durísimos momentos que estamos pasando, pero más duro de lo que hemos vivido cuando recibimos la noticia del fallecimiento de Fer no hay. Es muy fuerte estar a una distancia de los asesinos, mirarlos de frente, es muy fuerte. Tratamos de evitar mirarlos, muchas veces es mejor evitar”, dijo la mujer durante una entrevista.
Una de las declaraciones de mayor crudeza desde que inició el proceso oral por el asesinato ocurrió durante la cuarta audiencia. Uno de los testigos aseguró que escuchó a uno de los acusados decir “pegale a ese negro, llevátelo como trofeo”. La mujer estaba en el lugar y dijo que tuvo que salir a tomar aire para poder enfrentar la dureza de la situación.
“Fue muy fuerte, tengo el corazón destrozado y cuando escuché eso apreté fuertemente el rosario que tenía en el pecho", dijo.
Después de eso salió a respirar, y también "cuando contaban que estaba todo ensangrentado y le seguían pegando. Son muy fuertes todas las declaraciones, cuando estaba arrodillado, cuando levantaba las manos pidiendo clemencia, para una madre es muy doloroso, no se lo deseo a nadie”.
La cuarta jornada del juicio
Ayer jueves declararon los efectivos que estuvieron en el Operativo Sol del 2020 y trabajaban en los alrededores de Le Brique, el boliche al que salió Fernando, sus amigos y los acusados del homicidio. Se trata de Roberto Gustavo Basualdo, Carlos Aníbal Contino, Fernando Raúl González y Leandro Hipólito Barreca Maidana.
Según dijeron, esa madrugada llegaron al boliche minutos después de la golpiza y pese a que se encontraban por la zona no pudieron evitar el asesinato. En sus testimoniales intentaron explicar por qué dejaron ir a los ocho rugbiers.
El motivo oficial, que también constó en el acta de procedimiento, fue que intervinieron al mismo tiempo en una pelea en una calle cercana.
“Caminamos unos 50 metros y, en esa misma cuadra, vemos a unos ciudadanos. Los demorados, pero como no hallamos las características que nos dio la gente, rastas largas, una camisa oscura y una camisa blanca rota; entonces los dejamos circular”, indicó Basualdo sobre los momentos posteriores a la golpiza.
El policía Leandro Barreca Maidana recordó que la noche en la que ocurrió el asesinato estuvo llena de disturbios ya que estaba de consigna en el boliche. Contó que “la ambulancia tardó, para mí, 40 minutos. Lo cargan a Fernando y se lo llevan”.
También relató que Julieta Rossi, novia de Fernando, se acercó a hablarle y le preguntó dónde estaba su novio, a sabiendas de que se lo había llevado la ambulancia.
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