El presidente estadounidense, Joe Biden, se reunirá este jueves con su homólogo brasileño Jair Bolsonaro, en el primer cara a cara desde que asumió el cargo, una cita en el marco de la Cumbre de las Américas, donde el presidente estadounidense abogó por la unidad y el diálogo.
"Pongámonos a trabajar construyendo el futuro que esta región merece", dijo el jueves Biden al final del discurso inaugural en el que aseguró que la democracia es el "sello distintivo" de las Américas que permite resolver los desacuerdos con "respeto mutuo y diálogo".
Inicialmente Bolsonaro era reticente a asistir a la Cumbre, pero la presión diplomática y la oferta de un encuentro bilateral terminó convenciéndolo.
Tras encontrar grandes coincidencias con el expresidente Donald Trump, Bolsonaro admite poca afinidad con la administración Biden y fue uno de los últimos líderes mundiales en reconocer su victoria electoral.
Las discrepancias se ponen de manifiesto en varios temas: Brasil se mantiene neutral ante la guerra en Ucrania en la que Estados Unidos encabeza la movilización occidental y, al igual que Trump, agitó sin pruebas el fantasma de un posible fraude electoral en los comicios presidenciales de octubre en los que se medirá con el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
Este será un punto en la reunión bilateral, en la que el estadounidense mencionará la importancia para la región de "elecciones abiertas, libres, justas, transparentes y democráticas", afirmó el miércoles Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de Biden.
Los dos líderes tampoco concuerdan en temas ambientales. Bolsonaro considera que Biden tiene una "obsesión por la cuestión ambiental" debido a las presiones para que Brasil combata activamente la deforestación de la Amazonía.
Esta novena Cumbre de las Américas se ve afectada por varias ausencias, algunas por decisión expresa de Biden, como los mandatarios de Cuba, Nicaragua y Venezuela que directamente no fueron invitados, y otros para expresar su descontento con esa exclusión, como el presidente el mexicano Andrés Manuel López Obrador.
El mandatario envió a su canciller, Marcelo Ebrard, pero este a su llegada calificó la exclusión de "error estratégico" y abogó por "refundar el orden interamericano".
"Es evidente que la OEA y su forma de actuar están agotados", soltó, sobre la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Estados Unidos debe moverse con cuidado para no perder influencia en una región en la que China gana terreno y se ha convertido en el principal o segundo socio comercial de muchos países.
La Cumbre de las Américas debía servir para precisamente impulsar su relación con los países latinoamericanos frente a Beijing.
Según el Council of Foreign Relations, el presidente chino, Xi Jinping, ha visitado la región 11 veces desde que asumió el cargo en 2013, y Joe Biden ninguna desde enero de 2021.
Washington no tiene la intención de reaccionar con anuncios financieros astronómicos, afirmó el asesor diplomático de la Casa Blanca, Jake Sullivan, sino más bien "desbloquear cantidades significativas de financiación privada".
Desde el inicio de la cumbre, Washington hizo uno o varios anuncios por día: una alianza para la prosperidad económica, una propuesta de reforma del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y 1.900 millones de dólares del sector privado para impulsar el empleo y contener la migración desde Honduras, Guatemala y El Salvador, así como un Cuerpo de Salud de las Américas para mejorar la formación de 500.000 trabajadores sanitarios.
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