El caso fue detectado por un grupo de investigadores del Reino Unido: el paciente estuvo infectado durante 505 días hasta su fallecimiento. Le habían diagnosticado la infección por primera vez en 2020, luego de presentar síntomas, y desde entonces se sometió a 45 testeos, cuyos resultados fueron positivos una y otra vez.
Se trata del caso de infección por COVID-19 más duradero que se conoce hasta el momento, ya que la infección más prolongada que se había reportado era de 335 días.
Las infecciones persistentes, según los investigadores, suelen presentarse en en pacientes con sistemas inmunológicos debilitados.
El tema ya había despertado el interés de la comunidad científica: miembros del King's College London y de Guy's and St Thomas' NHS Foundation Trust estudiaron, entre marzo y diciembre de 2020, a nueve pacientes inmunodeprimidos cuyas pruebas habían resultados positivas durante al menos ocho semanas. En efecto, los pacientes analizados tenían un sistema inmune debilitado por distintas causas: trasplante de órganos, VIH, cáncer, e incluso tratamientos médicos por otras afecciones.
Se concluyó entonces que la infección por SARS-CoV-2 en pacientes inmunodeprimidos es propensa a posibilitar mutaciones del virus.
Casos de infección "oculta"
También fue objeto de investigación el caso de infecciones de COVID-19 ocultas: se trata de pacientes cuyas pruebas negativas indican que supuestamente se ha superado el virus, pero luego se descubre que la infección sigue en curso. Los casos de esta naturaleza son distintos de aquellos que presentan infecciones sucesivas en diferentes momentos.
Cinco de los nueve pacientes en observación sobrevivieron. Dos no necesitaron tratamiento, otros dos superaron la enfermedad luego de terapias con anticuerpos y antivíricos, mientras que el último (que presenta aún la infección) fue tratado con anticuerpos monoclonales.
Una de las coautoras del estudio, Gaia Nebbia, se refirió a la necesidad de desarrollar nuevos tratamientos que ayuden a este tipo de pacientes a recuperarse.