Desde 2021, el acceso a la cueva había sido prohibido debido al riesgo inminente de derrumbes. Las autoridades instalaron carteles preventivos en los alrededores, advirtiendo a los visitantes del peligro, pero la atracción continuó generando curiosidad entre turistas y locales. En noviembre de 2022, un trágico accidente evidenció los riesgos: un turista brasileño falleció tras el desprendimiento de una masa de hielo del techo de la cueva.
El proceso de colapso, que había comenzado hace años con desprendimientos frecuentes de roca y hielo, culminó finalmente con el derrumbe completo de la estructura.