Dirigida a mujeres jóvenes, copia sus nombres reales y sus fotos para construir cuentas falsas que se vinculan a sitios que ofrecen contenido erótico o pornográfico. Las estafas en Instagram son cada vez más frecuentes. En este sentido, el robo o secuestro de cuentas se ha convertido en una práctica habitual en la red social. Activar el doble factor de autenticación en la plataforma es clave para sumar una llave más de seguridad y evitar hackeos. Sin embargo, los delincuentes logran su cometido a través de la técnica de phishing (suplantación de identidad). En muchos casos, las personas reciben un mensaje directo en Instagram desde una supuesta cuenta de soporte de la red social. En algunos casos se indica que infringió una normativa respecto de los derechos de autor, por ejemplo. En gran medida, en este caso u otros, el éxito del delincuente depende de las precauciones que tome cada usuario. En la actualidad, crece (a pasos agigantados) la cantidad de estafas en Instagram, a partir del uso de técnicas de suplantación de identidad (phishing). Y van surgiendo, asimismo, nuevos formatos de estafas. Esta semana, la consultora de ciberseguridad BTR ha detectado una nueva y peligrosa estafa que apunta a múltiples víctimas en simultáneo. En principio, dirigida a mujeres jóvenes en Instagram, existe una modalidad en donde los ciberdelincuentes copian los nombres reales de esas usuarias y sus fotos para construir cuentas falsas casi idénticas a las originales, es decir clones. Las cuentas “clon” se vinculan a un sitio web (similar a OnlyFans, plataforma popular que ofrece contenidos eróticos y de pornografía) que promete contenido sexualmente explícito, para lo que es necesario ingresar una tarjeta de crédito. Si bien este contenido XXX (triple X) en realidad no existe, el efecto del daño es doble. Por un lado, afecta la reputación en línea de las persona, y por otro lado, resulta vergonzoso explicar al círculo íntimo o social de qué se trata. Reportar una cuenta falsa es difícil Al tomar el control de una cuenta robada, los estafadores generalmente bloquean la cuenta original y las de amigos y familiares más cercanos. Reportar una cuenta falsa es difícil. Instagram demora su evaluación y eliminación días o semanas. Solo lo lleva a cabo cuando existen denuncias, nunca lo hace de manera proactiva. La red social de Facebook ha crecido de manera constante desde su lanzamiento en 2010. A nivel mundial, Instagram tiene más de 1.000 millones de usuarios activos mensuales. Se encuentra en tercer lugar, detrás de Facebook, Youtube y WeChat. Cada vez es más complejo y difícil investigar este tipo de delitos, y determinar la identidad y ubicación física real. Generalmente no están en el país en el que está la víctima, jurisprudencia y extradición son dos conceptos que los ciberdelincuentes conocen perfectamente. Para monitorear si la propia imagen ha sido robada, hay que ejecutar una búsqueda de imágenes inversa. En este sentido, hay que hacer clic en el ícono de la cámara en el cuadro de un motor de búsqueda y cargar una foto de la persona. Por otro lado, según los especialistas, un efecto que impulsa el crecimiento de esta modalidad, se relaciona con que en muchas ocasiones, la la víctima no denuncia la situación real en la que fue estafada. En primera persona Jackie Javkin es periodista y productora. Su cuenta @jackiejavkin tenía 20.000 seguidores, pero fue hackeada. “Era una cuenta profesional, que tenía desde 2013. Solía responder los mensajes que me llegaban, en abril llegaron unos mensajes de spam, y los respondí... Al día siguiente, quise ingresar a Instagram, y no podía. Me pedía que ingresara de nuevo la contraseña, la ingresaba y me decía que era inválida. Según me enteré en ese momento, esta técnica que usaron conmigo fue de phishing. Y tuve que empezar todo de nuevo. Me contacté con Instagram por lo sucedido pero no tuve respuesta hasta el día de hoy. Mi nueva cuenta es @jackie.javkin (hoy tiene 875 seguidores)”, señala Javkin a Infobae.