El flamante presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recibió la banda presidencial de manos de una mujer negra en el Palacio del Planalto tras subir la rampa acompañado por un cacique.
Una mujer negra colocó la faja presidencial a Lula, ya que el presidente saliente Jair Bolsonaro, viajó a Estados Unidos el viernes y no cedió el atributo simbólico, como ha ocurrido tradicionalmente al inicio de otros gobiernos.
Poco antes Lula su esposa, Janja, el cacique Raoni, una niña y otras personas representativas de la sociedad civil subieron la rampa.
Luego de recibir la banda presidencial, agradeció desde el Palacio del Planalto al publico que fue al acto de asunción del cargo concentrado en la Plaza de los Tres Poderes.
"Mi gratitud al pueblo brasileño" y a la "caravana" que llegó desde varios estados, dijo Lula desde el "parlatorio" del Planalto junto a su esposa Janja y el vicepresidente Geraldo Alckmin.
Al mismo tiempo, prometió "gobernar para 215 millones de personas" y no únicamente para quienes lo votaron, subrayó que "a nadie le interesa un país que vive en pie de guerra" e insistió en la necesidad de "unir al país, porque no existen dos Brasil, sino un único pueblo que comparte la virtud de no rendirse".
En su discurso en el Palacio del Planalto, tras recibir la banda presidencial, Lula parafraseó un texto del chileno Pablo Neruda, al afirmar que los brasileños saben que "pueden cortar las flores pétalo a pétalo, pero todos saben que llegará la primavera. Y aquí ha llegado".
Además, expresó ante una multitud que su gestión combatirá "todas las desigualdades: las de la riqueza, las del acceso a la salud y la educación y las de género", entre otras, y consideró que "la realidad del país salta a los ojos en cada esquina".
"Juntos somos fuertes; divididos seremos siempre el país del futuro que nunca llega. No puede haber lugar para tanta desigualdad. La grandeza de un país reside en la felicidad de su pueblo y nadie es feliz en medio de tanta desigualdad", manifestó Lula.