La ministra de Trabajo y Empleo, Sonia Castiglione, se refirió a la situación de la industria textil y confeccionista en Tierra del Fuego, que atraviesa una etapa crítica como consecuencia directa de las políticas impulsadas por el Gobierno nacional. En diálogo con FM Fuego, la funcionaria explicó los motivos que llevaron al deterioro del sector, el impacto del Decreto 594/23, la apertura de importaciones y el enfriamiento de la economía, factores que afectaron de manera directa la actividad productiva y los puestos de trabajo.
“El sector está en una situación extremadamente crítica por varias razones. Lo primero fue la decisión del Gobierno nacional de abrir la importación a todos los productos textiles. Luego el enfriamiento de la economía, que hizo bajar el consumo, no solo de textiles, sino de todo. Esto no es ajeno a ninguna otra provincia que tenga al sector textil trabajando”, sostuvo Castiglione.
La ministra explicó que la apertura de importaciones y la caída del consumo generaron un escenario difícil en todo el país. “Hablando con colegas de La Rioja y Catamarca, me contaban que el año pasado cerraron plantas de 200 o 250 personas. Es un contexto generalizado”, indicó.
Además, hizo referencia a la problemática particular del subrégimen fueguino, donde una interpretación del artículo 2 del Decreto 594/23 por parte del Gobierno nacional modificó las condiciones impositivas que determinan la capacidad productiva de las empresas.
“Hay una interpretación sobre un artículo del decreto que hace el Gobierno nacional respecto a una cuestión impositiva sobre la capacidad productiva. Ese promedio debió actualizarse y no fue actualizado, lo que termina reduciendo las posibilidades de exportar con beneficios. Y eso se les informó a las empresas cuando ya habían producido y exportado. Es una situación muy compleja”, explicó.
En ese marco, recordó que recientemente mantuvo, junto a la ministra de Producción y Ambiente, Carolina Fernández, un encuentro con representantes del sector textil en la Casa de Tierra del Fuego en Buenos Aires, donde se analizó el escenario actual y se reafirmó el compromiso del Ejecutivo provincial.
“La indicación del gobernador Gustavo Melella es acompañar desde la provincia todas las iniciativas, y todo lo que se pueda acompañar individualmente a las empresas o a las cámaras, tanto en lo administrativo como en lo judicial. Muchas, si no todas, ya iniciaron un camino administrativo de reclamo por esta interpretación del decreto, y otras tenían cautelares que vencieron”, detalló.
Sin embargo, la ministra aclaró que la provincia no puede hacer presentaciones formales, ya que no es el Estado provincial el que sufre un perjuicio directo, sino las empresas. “Esto se da entre las empresas y la autoridad de aplicación del subrégimen, que es la Nación. Nosotros acompañamos administrativamente, elaborando informes técnicos y aportando documentación que fortalezca los reclamos”, explicó.
A pesar de la gravedad del contexto, Castiglione remarcó la actitud del sector empresario fueguino, “Todas las empresas están peleando por esto. En esto hay que reconocer que no están tirando la toalla, no están diciendo ‘me voy de Tierra del Fuego’. Todo lo contrario: están peleándola, intentando sostener la actividad y los puestos de trabajo.”
La ministra también habló sobre la apertura indiscriminada de importaciones y la eliminación de aranceles, una política que, según explicó, destruye la competencia justa y pone en riesgo a la industria nacional.
“La libre competencia sirve cuando hay igualdad de condiciones. Los aranceles equilibran los escenarios frente a países que ya tienen resueltos grandes temas como costos logísticos, laborales o tributarios. El Estado tiene que cuidar la industria nacional, que genera empleo y dinamiza la economía local. Pero este Gobierno nacional no está cuidando nada de eso”, advirtió.
En esa línea, criticó la falta de una mirada estratégica en materia productiva. “No se puede entender cómo se abren las barreras arancelarias sin un análisis serio del impacto interno. Es una medida espasmódica, sin planificación, que termina destruyendo la industria local”, apuntó.
Asimismo, la ministra analizó el impacto de otras decisiones nacionales, como la eliminación de la barrera sanitaria en la Patagonia para permitir el ingreso de carne con hueso. “Fue una aberración. En lugar de nivelar para arriba y mantener el estatus sanitario logrado con tanto esfuerzo, se bajó el estándar. Es una medida que perjudica directamente a los productores patagónicos”, manifestó.
Castiglione también se refirió a la situación del empleo en la provincia y advirtió que el panorama se ha vuelto cada vez más complejo. “Desde el año pasado, la violencia del desempleo es muy grande. Se perdieron muchas fuentes laborales, y si bien desde el Gobierno provincial se hace un esfuerzo enorme para capacitar, vincular laboralmente y acompañar con programas como el PROCEL, la dimensión del problema es enorme. Es como querer tapar el sol con un dedo”, comparó.
La funcionaria destacó el trabajo articulado entre distintas áreas del Ejecutivo fueguino, que busca sostener la producción, las inversiones y los empleos. “El Banco de Tierra del Fuego, la Secretaría de Producción y Ambiente y el FOGADEF están acompañando a las pymes y mipymes para que puedan sostenerse y proyectarse. Pero esto lleva tiempo. No se puede revertir de un día para otro”, señaló.
Finalmente, la ministra llamó a la reflexión política y social ante el panorama nacional, “Tenemos que reflexionar sobre cómo se ha manejado la gestión nacional este año y medio. Hay que poner en el Congreso gente que realmente piense en Tierra del Fuego, que levante la voz por la provincia y ponga un freno a estas políticas que perjudican a todos los sectores. No hay un solo ámbito que no haya sido afectado por las medidas del Gobierno nacional.”
“El Gobierno provincial no baja los brazos, pero necesitamos un equilibrio en el país. Mientras tanto, seguiremos acompañando a las empresas, a los trabajadores y a todos los sectores que siguen apostando a Tierra del Fuego a pesar de las dificultades”, concluyó.