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La tasa de inversión alcanzó el 22,3% del PBI, la más alta en 29 años

Es indiscutible que la estabilidad y el orden macroeconómico son factores centrales en el análisis de un inversor a la hora de tomar decisiones. Pero está claro que no son los únicos. De acuerdo a un informe oficial, la tasa de inversión alcanzó el 22,3% del Producto Bruto Interno en el segundo trimestre de 2022 y fue la más alta en 29 años. Entre los sectores en los que se destacan los principales proyectos se encuentran la energía, la minería, la industria automotriz y los electrodomésticos. En el Gobierno aseguran que el fenómeno se vincula con la recuperación de la economía y el mercado interno. Prevén aumento de la capacidad instalada en la industria y aseguran que el proceso elevará el piso de actividad.
Según el documento elaborado por la Cancillería que conduce Santiago Cafiero, la inversión fue el principal dinamizador de la economía durante los últimos dos años. En 2021 creció 33,4% y explicó 5,6 puntos porcentuales del crecimiento. “En 2022 la inversión continuó aumentando. En el segundo trimestre creció 18,8% respecto a un año atrás y la participación de la inversión en el PBI alcanzó 22,3%. Se trata del mayor registro desde 1993, muy por encima del 16,1% del cuarto trimestre de 2019 y de todo el período de la gestión anterior (19,2%)”, señala el informe.
El documento detalla que “la inversión ha sido un componente clave para explicar el crecimiento de los últimos dos años (2021 y 2022) y un factor determinante para la recuperación del empleo tras los efectos de la pandemia”. En esa línea, destaca que “la economía argentina tendrá dos años consecutivos de crecimiento del PBI, fenómeno que no ocurría desde el bienio 2010-2011” y que “las proyecciones indican un crecimiento en torno al 3% para 2023, por lo que habría que remontarse al período 2006-2008 para encontrar tres años consecutivos de expansión económica”.
El economista y docente de la UBA Leandro Mora Alfonsín detalló: “Dentro del dinamismo que muestra la inversión en las últimas mediciones, lo que más está aumentando son las maquinarias y equipos, por lo que es esperable un crecimiento de la capacidad instalada. Según el sector o la inversión, eso puede reflejarse en uno, tres o cinco años”. En esa línea explicó que “en cualquier caso, esas inversiones realizadas elevan el piso hacia adelante, son actividad futura. El desafío es mantener los niveles de inversión, más allá de las coyunturas; de ahí la importancia de la política industrial”.
En el Gobierno aseguran que “la inversión es producto de la demanda y del crecimiento. Lo mismo ocurre con el empleo. No se trata de que “lluevan inversiones” y tampoco de desregular el mercado de trabajo para empeorar la situación de las y los trabajadores. Hay que fortalecer el mercado interno, tener una política industrial y científico-tecnológica definida y sostenida en el tiempo”.
El economista Santiago Manoukian, jefe de Research de Ecolatina, sostuvo que “desde la segunda parte del año pasado hubo un esquema de incentivos favorable al consumo de bienes durables y de bienes de capital por las restricciones de acceso al dólar, la brecha cambiaria y las tasas reales negativas. Por lo que hay inversiones defensivas para aprovechar esta oportunidad”.
La energía, la minería, la industria automotriz y la línea blanca son los rubros que mayor caudal de inversores atrajeron este año. Los principales anuncios fueron los de la coreana Posco por u$s 4.000 millones para extraer litio en Salta, Equinor para explotar la plataforma offshore en Mar del Plata y la de Whirlpool para fabricar electrodomésticos en la localidad de Pilar en la provincia de Buenos Aires, entre otras.
Algunos de los factores que impulsaron el fenómeno hasta ahora parecen revertirse: “La pregunta que nos hacemos es cuán sustentable es este proceso. Al final del día el nivel de reservas del Banco Central termina marcando la sustentabilidad. El Gobierno se encontró en la disyuntiva entre crecimiento económico y dólares. Ahora hay un sesgo más contractivo con la suba de tasas y el menor impulso fiscal, son drivers que se empiezan a revertir en la segunda parte del año en comparación al primer semestre”, dijo Manoukian.
Con este escenario, el Gobierno apuesta a los sectores estratégicos. En cada oportunidad que se da en distintos eventos internacionales los funcionarios presentan a Argentina como un “proveedor estable” de alimentos, minerales y energía. Para esto, trabajan en una serie de marcos normativos específicos que se sumarían a los vigentes para hacer más atractivo el ingreso de dólares.

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