La plantación simbólica se realizó de manera simultánea en las ciudades de Ushuaia, Tolhuin y Río Grande, siendo diez los árboles que se plantaron en cada ciudad.
Se contó con la participación de dos vecinas que fueron víctimas de la dictadura. Una de ellas, Patricia Podesta, fue secuestrada cuando apenas tenía 15 años; por otro lado, María Gregoria Aguirre recordó a su marido, Eudoro del pilar López, desaparecido en 1975 en la Cuidad de Córdoba capital.
Las vecinas se mostraron conmovidas por la actividad y agradecieron el mantener viva la memoria a través de estas pequeñas acciones cargadas de un gran simbolismo que permiten mantener viva la memoria.