Es la primera vez que el Papa Francisco se dirige directamente a los líderes de Rusia y Ucrania: “Mi llamamiento se dirige en primer lugar al presidente de la Federación Rusa, rogándole que detenga, también por amor a su pueblo, este espiral de violencia y muerte“. Por otro lado, entristecido por el inmenso sufrimiento de la población ucraniana tras la agresión sufrida “hago un llamamiento igualmente confiado al Presidente de Ucrania para que esté abierto a propuestas serias de paz. A todos los protagonistas de la vida internacional y a los líderes políticos de las naciones, les exhorto a hacer todo lo que esté a su alcance para poner fin a la guerra en curso, sin involucrarse en escaladas peligrosas, y a promover y apoyar iniciativas de diálogo”.
Con estas palabras habló hoy el Pontífice desde la ventana del Palacio Apostólico de la Plaza San Pedro, dedicando su reflexión dominical del Ángelus a la destrucción y los horrores de la guerra en Ucrania que además de la violencia y muerte está amenazando la identidad y la existencia misma de la Unión Europea a causa de la crisis energética y de la incapacidad de Bruselas de encontrar una solución común.
El curso de la guerra en Ucrania se ha vuelto tan grave, devastador y amenazante que es motivo de gran preocupación para Bergoglio: "¡Por favor, que las generaciones más jóvenes respiren el aire sagrado de la paz, no el aire contaminado de la guerra, que es una locura!".
“Esta herida terrible e inconcebible de la humanidad, en lugar de curarse, sigue sangrando cada vez más, con el riesgo de alargarse. Es absurdo que la humanidad se enfrente una vez más a la amenaza atómica”, dijo el Papa a los miles de peregrinos de todo el mundo que contemplaban sus oraciones bajo el sol en el Vaticano.
“Es angustiante que el mundo esté aprendiendo la geografía de Ucrania a través de nombres como Bucha, Irpin, Mariupol, Izium, Zaporizhzhia y otros lugares, que se han convertido en lugares de sufrimiento y miedo indescriptibles”, manifestó.
En medio de un clima dramático en Europa, Bergoglio manifestó que “Me afligen los ríos de sangre y lágrimas derramadas en los últimos meses”, así como -continuó el Pontífice- “me entristecen las miles de víctimas, especialmente entre los niños, y las numerosas destrucciones”.
“Ciertas acciones nunca pueden ser justificadas, ¡nunca!", concluyó Bergoglio su intervención de este mediodía otoñal.