Si se habla de "asesino serial” para muchos vendrá a la memoria el nombre de Eduardo Robledo Puch. Sin embargo, hubo antes otro criminal que “ostentaba” ese título de mayor cantidad de años pasados en prisión: Raúl Aníbal González Higonet, conocido como "el Loco del Martillo".
El “Loco del martillo” mató por primera vez un 8 de marzo, pero siguió derramando sangre, dolor y muerte hasta que finalmente fue declarado culpable y enviado a prisión. Raúl Aníbal González Higonet estuvo 43 años preso, pero nunca admitió sus crímenes. Por el contrario, siempre sostuvo su inocencia.
El alias de González Higonet provino de la herramienta con la que mató a tres mujeres y atacó a varias más, durante 1963, en San Justo y Loma del Mirador, localidades del partido bonaerense de La Matanza.
El raid delictivo del "loco del martillo" había arrancado el 14 de enero de 1963, a los 26 años de edad. Sin embargo, fue en marzo de ese año en que se convirtió en femicida y todos sus ataques a mujeres tuvieron idénticas características: ingresaba a las viviendas de las mujeres de noche, cuando ellas dormían, las desvanecía con un golpe certero de martillo, les robaba y después se escapaba.
Sin embargo, no había sido siempre así. El 14 de enero marzo de 1963 ingresó a la vivienda de Emilia Ortiz con un martillo. Le dio un primer golpe para que perdiera la conciencia. Juntó algunos objetos de valor y se fue. A Emila Ortíz siguieron ocho víctimas más y todos los ataques fueron similares.
Los femicidios de El loco del martillo
Sin embargo, el viernes 8 de marzo de ese año, Aníbal González Higonet cruzó un abismo del que nunca regresaría: se convirtió en asesino. Ese día mató a Rosa de Grosso en Lomas del Mirador; el 22, a Virginia González, en la misma localidad, y el 23 a Nelly Fernández, en San Justo.
A partir de estos hechos, no sólo en La Matanza sino en todo el país, el temor se apoderó de las mujeres. Ellas se encerraban en sus casas y varios hombres estuvieron a punto de ser linchados porque se sospechaba que eran "El Loco del Martillo".
Las fábricas autorizaron al personal femenino a salir antes para no tener que caminar de noche por la calle, al tiempo que la Policía difundió un identikit, con una persona joven, de pelo enrulado y con bigote.
No pasó mucho tiempo, ya que el 25 de marzo de 1963 González Higonet fue detenido porque respondía al identikit que recorría el país: era alto, con rulos y usaba bigotes. Además, ya tenía antecedentes por robos y había pasado cinco años preso en el penal de Rawson.
Más aún, en un baldío situado al lado de su más vivienda precaria fue encontrado el martillo ensangrentado con el que había atacado a sus víctimas.
Horas después, el homicida confesó con lujo de detalles: "Sólo quería robar. Las maté para no dejar testigos". A partir de ese momento, la prensa sospechaba que esta persona asesinaba de esa manera porque odiaba a las mujeres debido a que había sido abandonado por una novia. Sin embargo, el femicida aseguró: "Nunca tuve novia".
43 años preso y no se sabe si era inocente
El 12 de abril de 1967 González Higonet fue condenado a reclusión perpetua por homicidio simple, robo y lesiones graves. Tenía 30 años.
El "Loco del Martillo" pasó 43 años preso, de los cuales 36 estuvo en la Unidad Penal nº 2 de Sierra Chica, en Olavarría, hasta donde lo iba a visitar Elsa, una de sus hermanas. A fines de la década del ´90 fue trasladado a la Unidad Penitenciaria Lisandro Olmos, en La Plata, y los últimos cinco años estuvo en la Unidad 12 de Gorina, de régimen semiabierto.
Muchas veces en la cárcel afirmó que era inocente, que no había matado a esas mujeres, que aquella confesión en la que había asegurado "no quise matar pero estaba muy necesitado y sólo buscaba la oportunidad para llevarme algo de valor" había sido por haber sido sometido a una tortura policial.
González Higonet nunca tuvo recursos para que se reviera su caso. Cuando a un detenido se lo sentencia con reclusión perpetua, a partir de los 25 años de encierro, puede pedir una junta médica para que evalúe si el preso está en condiciones de salir.
Al no tener dinero para pagar a un abogado, los distintos juzgados por los que pasó la causa le rechazaron el pedido de libertad condicional desde 1983 hasta que Ariel García Furfaru, un abogado mucho más joven que él que lo conoció en prisión, se interesó en su caso e insistió.
La jueza platense Claudia Matilde Marengo, titular del Juzgado de Ejecución Penal número 1, finalmente decidió otorgarle el beneficio de la libertad condicional, que se hizo efectivo el 23 de marzo de 2006, cuando González Higonet dejó el penal n1 18 Joaquín Gorina, en Gonnet, para dirigirse a la casa de su hermana Elsa, en La Matanza.
Sus vecinos contaban que González Higonet "caminaba encorvado, sus lentes estaban pegados con cinta adhesiva y se apoyaba en un palo de escoba que usaba como bastón".
"Tengo ganas de darle un sopapo a alguno para volver a la cárcel. Allá tenía morfi todos los días", confesó en una de las entrevistas que dio en ese entonces, cuando tenía 69 años.
González Higonet falleció el 23 de noviembre de 2007, apenas 20 meses después de haber recuperado la libertad, y hasta el día de su muerte aseguró que era "inocente".
Eduardo Robledo Puch lo aventajaría en todas las varas del crimen: Cometió 11 asesinatos, tenía 20 años cuando fue preso y lleva ahora medio siglo entre rejas. A diferencia de El loco del Martillo, que murió pobre, Robledo Puch, que era un niño bien de Vicente López, dijo alguna vez: “‘Un joven de 20 años no puede vivir sin plata y sin coche”.