Aunque parezca extinguido, el coronavirus sigue siendo una pandemia. Al menos, en su país de origen, China. Después del confinamiento de Shanghai, las autoridades piden ahora a los residentes de Pekín que no salgan de la ciudad el festivo del 1 de mayo.
Shanghai, con 25 millones de habitantes, vive en confinamiento desde el 1 de marzo. Sus vecinos tienen dificultades para encontrar comida y agua mientras las calles están controladas y muchos comercios permanecen cerrados. Sólo algunos repartidores realizan compras colectivas.
Ahora, Pekín, la capital de China, cuya población ronda los 22 millones de habitantes, teme seguir los mismos pasos de Shanghai. Los vecinos se lanzaron a comprar en forma compulsiva en los supermercados frente a la posibilidad de desabastecimiento.
Para el próximo domingo, Día del Trabajador, las autoridades les aconsejan que no salgan de la ciudad, si no es necesario. Aquellos que vayan de visita deben presentar una prueba negativa de PCR realizada en las 48 horas previas.
Desde el 22 de abril hubo 92 casos en Pekín. No muchos, pero los habitantes de la capital temen enfrentarse a una situación como la de Shanghai, con encierros hasta nuevo aviso.