El propietario del establecimiento describió la situación como “dolorosa pero inevitable” y denunció la falta de previsión oficial. “Desde el viernes nos quedamos definitivamente sin energía y ya no tenemos ninguna posibilidad de producir”, explicó, detallando que los cortes intermitentes anteriores obligaban a los trabajadores a alternar seis horas de actividad con dos o tres de descanso.
El empresario advirtió que la paralización podría causar daños irreversibles en los equipos por los cambios bruscos de temperatura, y estimó que recuperar la producción podría llevar meses incluso si se restablece la electricidad.
El cierre de Yahien deja a nueve familias sin empleo y pone en evidencia la vulnerabilidad del sector productivo local frente a la crisis energética, mientras los trabajadores afectados deberían estar cubiertos por el Convenio Colectivo de Trabajo Nº 564/2009 y afiliados al Sindicato de Trabajadores de Industrias Químicas y Petroquímicas.