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China, en alerta por los "los siete peligros occidentales"

El Partido Comunista tiene miedo al "neoliberalismo", al "valor universal de los derechos humanos" y a la "democracia constitucional, entre otros
Las siete "corrientes subversivas" a erradicar están contenidas en un dossier secreto, bajo el nombre "Documento Nø9", que lleva la aprobación oficial del presidente chino, Xi Jinping, cuya hija, para añadir, estudia en la Universidad de Harvard, en Boston.

Lo reveló el New York Times en un artículo bajo el título "China tiene en la mira las ideas occidentales". "Las fuerzas occidentales hostiles a China y los disidentes se infiltran constantemente en nuestra esfera ideológica", dice el documento, al que el periódico neoyorquino.

El memorándum fue difundido en abril y desde entonces –dice el periódico- se intensificaron los esfuerzos del gobierno chino por bloquear cada posible disenso, en especial expresado desde Internet.

No es casual que dos militantes en favor de los derechos humanos fueron arrestados en las últimas semanas en China. Aunque Xi se esfuerza por llevar adelante reformas para abrir la economía del país a una mayor influencia del mercado, observa el NYT, "al mismo tiempo está llevando adelante una campaña por reforzar la autoridad del partido que va más allá de los consabidos reclamos a la disciplina".

"La puesta en guardia de Xi al interior del Partido muestra cómo su credibilidad pública está amenazada por el miedo de que el partido sea vulnerable a la ralentización de la economía", escribió el diario.

Por lo demás, parece claro que Xi está lanzando una campaña ideológica un poco a la vieja usanza, para individualizar un enemigo externo. Como una medida propagandística para hacer frente a la irritación de la opinión pública china, sacudida por continuos casos de corrupción política y replicar los desafíos de los progresistas, impacientes de ver un cambio real político en favor de las reformas. El diario cuenta que el número dos la poderosa Oficina de Propaganda del PCC, Cheng Xinping, se reunió con algunos altos mandos de la industria minera para explicarles que "detrás de la promoción de la democracia constitucional de sello occidental existe el intento de negar el liderazgo del partido". Y que el objetivo final de los defensores de los derechos humanos es el de "crear una fuerza política para dar vida al enfrentamiento".

Esa campaña anti-Occidente arriesga con poner en dificultades el liderazgo de su propio promotor, Xi: es sabido que los simpatizantes de sus reformas económicas más filo-occidentales ven con buenos ojos una mayor apertura del sistema político hacia un estado de derecho.

Del otro lado, el ala más tradicionalista, más lejana al acercamiento de Xi, quiere que se mantenga un fuerte y estrecho control del partido sobre la vida política y económica. Xi hasta ahora tuvo el apoyo de ambos ánimos

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