La séptima semana del juicio por el crimen de Nora Dalmasso, cometido en noviembre de 2006 en la ciudad cordobesa de Río Cuarto y que tiene como único acusado a su esposo, Marcelo Macarrón, como presunto instigador del asesinato, comenzará mañana con la recepción de nuevas pruebas testimoniales.
La 18va. audiencia del debate, iniciado el 14 de marzo último, comenzará a las 9 en los tribunales riocuartenses con un jurado popular y el tribunal técnico de la Cámara 1ra. del Crimen local.
Hasta el momento ya declararon 47 testigos -hay citados unos 300 para todo el juicio- que tiene al médico traumatólogo acusado como presunto autor del delito de “homicidio calificado por el vínculo, por alevosía, y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal”.
El fiscal Luis Pizarro, el último que investigó y elevó a juicio la causa, consideró que el móvil podría haber sido motivado por “desavenencias matrimoniales y cuestiones económicas”.
En esa línea investigativa resume que las circunstancias que rodearon la muerte “permite concluir que el homicidio fue realizado por alguien del entorno personal de la víctima, más precisamente el esposo” (por Macarrón).
Al respecto, el fiscal consideró que unos meses antes del asesinato, ocurrido en la madrugada del 25 de noviembre de 2006, Macarrón “con personas aún no identificadas planificó dar muerte a su esposa Nora Dalmasso, por desavenencias matrimoniales y con la intención por parte de su/s adlater/es de obtener una ventaja, probablemente política y/o económica”.
También sostuvo que el viudo proporcionó "al asesino las llaves o la inteligencia para ingresar sin forzar la cerradura de la casa, información y movimientos, y asegurando un espacio de tiempo en el que se hallaba sola, sin ningún otro integrante de la familia en la ciudad de Río Cuarto”, situación que permitió al homicida “actuar sobre seguro y sin que la víctima pudiera recibir auxilio de terceros.
En la descripción de los hechos afirmó que la fecha del crimen fue elegida porque coincidía con el torneo de golf que se disputaba en la ciudad turística de Punta del Este (Uruguay), “al que concurría el encartado (Macarrón) junto con amigos, con la finalidad del éxito de su plan delictivo y despejar cualquier posibilidad de sospecha sobre su persona”.
Mientras tanto el homicida aguardó que la víctima realice su rutina previa al descanso y la abordó una vez que ésta se encontraba dormida en la habitación de su hija (Valentina), ubicada en la planta alta de la vivienda.
Cumpliendo el plan delictivo “acordado previamente con Macarrón y sus adláteres”, la tomó del cuello, ejerciendo una fuerte presión con sus manos, anulando así toda posibilidad de defensa.
Acto seguido, utilizó el cinto de toalla de la bata de baño que se encontraba en la habitación, realizando un ajustado doble lazo alrededor del cuello, ocasionando la muerte por asfixia mecánica.
Finalmente, probablemente y “como parte del plan criminal, ordenó la escena con la finalidad de simular un hecho de índole sexual, tras lo cual se retiró del lugar, sin dejar rastro alguno de su persona”, describe la investigación al referirse a los signos de actos sexuales “con rasgos de sadismo y exaltación no compatibles con violaciones” encontrados en el cuerpo de Nora sostiene el informe médico legal.