En horas de la madrugada del 20 de mayo de 2017, Guillermo Silva se presentó en la casa de su ex pareja en la villa 21-24 del barrio porteño de Barracas, la despertó a los gritos e insultos, para luego pegarle varias trompadas, arrastrarla por el piso e intentar estrangularla, la intervención de familiares de la chica evitó la tragedia.
No obstante, ese mismo día, por la tarde, Mara Oviedo volvió a ser víctima de la violencia machista y recibió varios golpes en la cabeza, que la dejaron inconsciente. El agresor escapó y ella radicó la denuncia, pero tuvo que pasar más de un año para que lo procesaran y casi dos para que la causa llegara a juicio, en un debate que acaba de terminar, sin contemplar la figura de tentativa de femicidio.
El polémico fallo, sólo lo condenó a seis años de prisión por el delito de "lesiones graves y leves" y a pesar de contemplar ciertos agravantes, el imputado continuará en libertad, hasta que la sentencia quede firme. Justicia a medias, que puede ser considerada, casi una injusticia.
Los integrantes del Tribunal Oral Criminal y Correccional Nro. 3 no tuvieron en cuenta la petición del fiscal general Ariel Yapur, quien, en su alegato, había solicitado una condena de 13 años para Silva (de 26 años), pero su pronunciamiento de que su accionar sea calificado como "una tentativa de femicidio", ya que los ataques cometidos contra Oviedo pudieron haber causado su muerte, resultaron desestimados. Esas dos agresiones recibieron la calificación de "lesiones leves" y "lesiones graves", agravadas doblemente por haber sido cometidas mediando violencia de género y por tratarse de una persona con la que ha mantenido una relación de pareja.