Este domingo 1° de enero de 2023, primer día del año, asume la presidencia de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, en el contexto de un evento marcado por un fuerte dispositivo de seguridad y la llegada continúa a Brasilia de personas que quieren asistir a la asunción. La particularidad es que no contará con la presencia de Jair Bolsonaro.
El Presidente saliente abandonó Brasil el viernes y viajó a Estados Unidos, dos días antes del fin de mandato. Por primera vez desde 1985, un mandatario entrante no recibirá la banda presidencial de manos de su predecesor y todavía es una incógnita quién se la entregará a Lula. Se esperan unas 300.000 personas en las calles de la capital brasileña para acompañar de cerca los actos institucionales y un megaconcierto con más de 60 músicos en la emblemática Explanada de los Ministerios.
A Luiz Inácio Lula da Silva, que dirigirá el país por tercera vez, lo arroparán además una veintena de jefes de Estado, el mayor número para una toma de posesión en Brasil. Entre estos, figuran los mandatarios de Argentina, Chile, Venezuela, Colombia, Ecuador, Paraguay, Honduras y Uruguay, además del rey de España.
La ceremonia se hará en el Congreso brasileño previsto a las 15hs. Entre los mandatarios presentes estará Alberto Fernández, junto a una numerosa legión de representantes de todo el mundo.
Después de esa ceremonia el nuevo presidente subirá la rampa de acceso al Palacio del Planalto, donde se debería proceder al traspaso de los atributos del mando.
Se espera que descienda del tradicional Rolls Royce negro descapotable frente al palacio presidencial de Planalto, camine por la rampa del edificio y reciba la faja, una cinta de seda verde y amarilla, los colores de la bandera nacional, bordada en oro y diamantes. Luego hablará ante unas 30.000 personas que ocuparán la Plaza de los Tres Poderes, donde también se hallan el Congreso y el Supremo Tribunal Federal.
Brasilia movilizará para la asunción de Lula el 100% de su policía desplegando potencialmente hasta 8.000 agentes.
Solo la Policía Federal empleará más de mil funcionarios en tareas de "inteligencia y seguridad", el mayor contingente para una investidura. Y el porte de armas para varias categorías de civiles estará prohibido.
Quiénes participarán en la asunción
El venezolano Nicolás Maduro confirmó su participación en la ceremonia después de que el viernes Bolsonaro levantara la prohibición que regía sobre su ingreso a territorio brasileño. Lula prevé restablecer las relaciones diplomáticas con Caracas, rotas en 2019 cuando Brasilia reconoció al opositor Juan Guaidó como presidente encargado.
Washington enviará a la secretaria de Interior, Deb Haaland, la primera indígena en integrar un gabinete en Estados Unidos y dura crítica de Bolsonaro, mientras que por parte de China asistirá el vicepresidente Wang Qishan.
El desafío de Lula
El presidente Lula Da Silva tendrá desafíos inmediatos mayores a los que enfrentó en sus otras dos presidencias, que dejó con una envidiable popularidad del 87%.
"En los primeros 100 días deberá demostrar qué rumbo tomará el gobierno. La victoria electoral fue apretada y enfrentará un país dividido con una oposición aguerrida. Necesita liderar un gobierno de pacificación y unión nacional", explicó Leandro Consentino, politólogo del instituto Insper de Sao Paulo.
Lula se impuso a Bolsonaro en el balotaje del 30 de octubre por 50,9% de los votos frente a 49,1%, un resultado que dio cuenta de una sociedad profundamente polarizada.
Además, el exsindicalista deberá conquistar "credibilidad" sobre el manejo de las cuentas públicas ante una situación fiscal delicada, pese a que sus promesas de campaña requieren un aumento del gasto para financiar programas sociales, según Consentino.
Unos 30 millones de los 215 millones de brasileños pasan hambre y la economía a duras penas logra recuperarse tras el golpe de la pandemia.