Será la principal actividad de este viernes. La jornada se abrió con las confesiones de peregrinos, erl encuentro con presidiarios y el Ángelus desde el palacio arzobispal
En el vía crucis que tendrá lugar a las 18:00 en la playa de Copacabana, en el marco de esta 28ª Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), estarán representados los sufrimientos de Jesús desde el momento de su arresto hasta la crucifixión, pero en esta ocasión, como metáfora de los problemas actuales de los jóvenes. Trece de las 14 estaciones de este vía crucis serán representadas en la zona de la avenida Atlántico, a lo largo de una distancia de 900 metros, y la última será en el escenario principal, donde estará el papa Francisco.
El evento contará con la participación de 280 personas y durará una hora y cuarto. Entre los temas representados en cada estación estarán la religión en la defensa de la vida, las madres jóvenes, las parejas, los estudiantes, los seminaristas, las redes sociales, los reclusos, las enfermedades terminales y la muerte de los jóvenes.
El director artístico del evento, Ravel Cabral, dijo a Radio Vaticano: "Este vía crucis se creó para hablarle a los jóvenes, así como todavía hoy nos habla el camino doloroso que hizo Jesús. El camino de la cruz es también un mensaje de solidaridad. Queremos fomentar el espíritu de los jóvenes a actuar juntos en Cristo”.
La actividad del día se iniciará a las 10 de la mañana: a esa hora, el Papa confesará a cinco jóvenes en el parque de la Quinta de Boa Vista, cerca de su residencia. Será en confesionarios al aire libre, montados a efectos de esta jornada.
En varias oportunidades, Jorge Bergoglio dijo que escuchar las confesiones de los fieles es una de las cosas que más le gusta hacer como sacerdote. En el libro El jesuita (la biografía del papa en forma de entrevista hecha por Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti) Bergoglio daba su visión sobre este sacramento: “Suelo decirles a los curas que cuando están en el confesionario no sean rigoristas, ni ‘manga ancha’. El rigorista es aquel que aplica, sin más, la norma. ‘La ley es ésta y punto’", dice. "El ‘manga ancha’ la deja de lado. ‘No importa, no pasa nada, total la vida es así, seguí adelante’", considera. "El problema es que ninguno de los dos se hace cargo de quien tiene delante; se lo sacan de encima”.
La confesión no es un trámite sería el mensaje de Bergoglio, sino que compromete a quien la escucha, lo obliga a ocuparse y preocuparse por el drama del otro.