Policiales

Asesinato de Juan Carlos Lucena Unas 500 personas marcharon pidiendo justicia

A través de las redes sociales, unas 500 personas se autoconvocaron en la Plaza de las Américas para pedir justicia por el brutal asesinato del jubilado municipal Juan Carlos Lucena.
Parte de la familia acompañó esta manifestación espontánea y todos juntos marcharon hasta la intersección de San Martín y Belgrano, donde leyeron un documento.
Cabe destacar que la Dirección de Tránsito del Municipio de Río Grande, cuidó de la seguridad en todo el trayecto.
María Elizabeth Bahamondez, fue la encargada de leer dicho documento donde dijo que “hoy los vecinos, de diferentes sectores sociales, políticos y gremiales nos convocamos en esta marcha ‘Lucena somos todos’, no con una lucha de interés específico, sino más bien de derecho colectivo, por una sociedad equitativa, donde todos los ciudadanos gocemos de los derechos amparados por la Constitución; el derecho a la vida y a la libertad”.
“Hoy esos derechos se ven cercenados por crímenes como el de Juan Carlos Lucena. Podemos hablar de derechos humanos, de inclusión y de tantos temas. Pero de qué nos sirven cuando se nos cercena la vida y no podemos ejercer estos derechos”.
“Las estadísticas hoy nos hablan tristemente, de una mujer asesinada cada 36 horas, niños en las calles que cada vez delinquen a más temprana edad, de abuelos asesinados por una triste limosna tras una vida de trabajo”.
Agregó que “hoy desde cada lugar, sentimos impotencia, frío, soledad, pero más triste por el desamparo que genera esta sensación de angustia donde no se puede soñar con un futuro concreto, ya que estos hechos no solo afectan a la víctima, sino a toda la familia, tanto padres, abuelos, tíos, nietos, amigos y compañeros”.
“Tenemos la pena de vidas cercenadas repentinamente por actos crueles y sucesivos que no solo dejan cicatrices en un entorno íntimo, sino en toda la sociedad, en nuestro pueblo”.
Los manifestantes exigieron “herramientas jurídicas y legislativas que permitan a los servidores públicos desenvolverse como tales y no como prisioneros de reglas que muchas veces perjudican sus propias vidas. Necesitamos herramientas reales que recrudezcan penas pero que también garanticen la autonomía judicial y que sea justicia ayer, hoy y siempre, por nuestros abuelos, padres, por nuestros hijos y nietos; y por la sociedad toda”.

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