Después de una campaña antártica condicionada por la pandemia de coronavirus que durante 2020 y 2021 limitó las operaciones en el continente blanco, Argentina volvió este verano a reabrir sus bases temporales y a desplegar campamentos para proyectos científicos que en muchos casos se llevan adelante en cooperación con distintos países.
La titular de la Directora Nacional del Antártico (DNA), Patricia Ortúzar, afirmó que “esta Campaña Antártica de Verano (CAV) presentó muchísimos desafíos porque volvimos a los niveles de actividad previos a la pandemia con la apertura de las bases de verano y el despliegue de campamentos científicos, pero sosteniendo el esfuerzo de la temporada pasada en las medidas de cuidado, los protocolos sanitarios, los aislamientos preventivos y los testeos para todo el personal desplegado”.
Ortúzar sostuvo que “en enero durante el pico de la variante Ómicron hubo momentos que fueron complejos pero la gran mayoría de la CAV se pudo desarrollar con normalidad, y esta en particular fue una campaña muy importante porque es la de la reanudación de actividades suspendidas por la pandemia como el trabajo en las bases de verano, el despliegue de campamentos científicos o la cooperación internacional”.
“Las campañas antárticas de verano representan para la Argentina la continuidad de una política de estado que sostiene la presencia ininterrumpida de nuestro país en su territorio en ese continente desde hace 118 años; esa presencia continua a través de la Ciencia es una herramienta fundamental en el sostenimiento de nuestros derechos soberanos”, remarcó.
La funcionaria ponderó que “Argentina es uno de los países firmantes del Tratado Antártico, un mecanismo sólido que hace 60 años que funciona por consenso y que tiene la fuerza de que cada decisión que se toma es con el compromiso de todas las partes; en ese marco Argentina tiene un rol propositivo para que las decisiones que se tomen estén alineadas con nuestros intereses, y una herramienta vital para ello es la provisión de información científica para la toma de decisiones”.
“Gracias a la información que año tras año generan nuestros investigadores a través de su trabajo en la Antártida es que Argentina puede proveer de datos que junto a los que producen otros países son vitales para decidir en base a evidencia científica; si nuestro país no tuviese esa capacidad de generar conocimiento no seríamos un actor tan relevante y por eso no podemos dejar de desarrollar nuestras capacidades científicas sobre el continente antártico”, agregó.
Ortúzar consideró que “la Antártida genera interés desde muchos puntos de vista, desde el conocimiento científico, de la actividad turística, el interés por protegerla en su rol frente al cambio climático, y por supuesto la preservación y su posible futura explotación de recursos tal como sucede ahora con la pesca”.
“En ese contexto Argentina tiene como desafío mantenerse como actor clave del Tratado Antártico y para eso es clave sostener la Ciencia de vanguardia, que es algo para lo que se está reequipando y una prueba es la creación del observatorio oceanográfico a bordo del rompehielos ‘Almirante Irízar’; también el proceso de modernización de su despliegue antártico para dotar a las bases de nuevas tecnologías y mayor equipamiento para la Ciencia”, completó la funcionaria.