La noche del jueves 19 de marzo de 2020 fue el último vestigio de lo que solíamos conocer como “normalidad”, cuando el presidente Alberto Fernández junto a los gobernadores, anunciaba la aplicación del Decreto 297/20, el cual aplicaba desde las 0 del 20 de marzo el “aislamiento social, preventivo y obligatorio” en todo el territorio nacional.
Hoy se cumplen dos años de ese momento, el cual fue un punto de quiebre en la vida de millones de argentinos. A partir de entonces todo cambió y se vio afectado por ese virus desconocido llamado “Coronavirus”, con su nombre científico Covid-19, al cual comenzábamos a habituarnos.
Desde entonces “corrió” mucha agua bajo el puente, con cambios que hasta el día siguen impactando en la vida cotidiana. Desde ese 20 de marzo de 2020, la realidad fue atravesada por una “nueva normalidad” que afectó todos los ámbitos, como cambios en los vínculos y formas de relacionarse, el trabajo, la educación y la economía.
"Por el decreto, todos los argentinos y todas las argentinas, deberán someterse al aislamiento social preventivo y obligatorio. Esto quiere decir que a partir de este momento nadie debe salir de sus residencias, todos deben quedarse en sus casas", indicó el mandatario en su discurso transmitido por cadena nacional esa noche de incertidumbre, que parecía una escena salida de alguna película sobre el “apocalipsis” o el “fin del mundo”.
La medida entró en vigencia a partir de las 0 de ese día y se extendió -en principio- hasta el 31 de marzo. Sin embargo esa fecha se extendió nuevamente hasta el 10 de abril, y luego hasta el el 26 de abril, por lo que cada dos semanas aproximadamente, el país se paralizaba (como si fuera un partido de la Selección en el Mundial) para escuchar el mensaje del presidente Alberto Fernández y sus filminas, dando el estado de situación de la “guerra” contra el virus desconocido.
El día después
A partir del 20 de marzo se suspendieron las clases presenciales de todos los niveles y los espectáculos deportivos y culturales en todo el país, y las calles quedaron vacías. A esa altura en el país se habían registrado un total de 128 casos positivos de coronavirus.
El 25 de abril, el Presidente anunció una nueva extensión del ASPO, pero está vez para conglomerados de más de 500.000 personas. Todo de la mano de las recomendaciones de un grupo de especialistas, conformado por médicos e infectólogos, que trabajaron palmo a palmo con el Gobierno analizando semana tras semana la situación sanitaria.
Para el 4 de junio, se estableció que 18 provincias habían finalizado la cuarentena y estaban bajo un régimen de "distanciamiento" con protocolos sanitarios, lo que implicaba reapertura de actividades.
Para entonces, una batería de medidas económicas como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y las ayudas a comercios e industrias intentaban traer calma a una situación social desesperante, tomando en cuenta la situación negativa de arrastre con la cual el Gobierno había asumido el 10 de diciembre de 2019.
La política no tuvo cuarentena
De la mano del malhumor social, con eje en la economía, la política nacional salió al ruedo y comenzó a dar espectáculo en medio de la incertidumbre de la pandemia. Desde ese momento los conflictos entre oficialismo y oposición tuvieron como arena de disputa la cuarentena y la emergencia sanitaria.
Primero fueron los cacerolazos espontáneos, día tras día a las 21 horas. Primero en defensa de los médicos, quienes daban una lucha sin descanso contra el virus. Luego fue por la defensa de la educación, cuando se intentaba reivindicar el rol de los docentes y el regreso de los chicos a las aulas.
Sin embargo, el 9 de julio el expresidente Mauricio Macri había dicho que el Gobierno nacional intentaba "avanzar sobre las libertades" de los argentinos, lo que generó que miles de personas se manifestaran con "banderazos" y "bocinazos".
Las protestas en el Obelisco y en otros puntos del país, por la “libertad” y en contra del “encierro” generó una fuerte tensión política que comenzó a darle dolores de cabeza al Gobierno sobre el rumbo del país, en base a las decisiones de un debate central: salud versus economía.
El comienzo de las flexibilizaciones y la esperanza de las vacunas
El 9 de noviembre se estableció el DISPO (Distanciamiento Social Obligatorio) para el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) por el que las personas empezaron a circular dentro de la ciudad en la que residían y trabajaban, siempre y cuando guardaran 2 metros de distancia entre sí y cumplieran con los protocolos establecidos.
El DISPO se prorrogó hasta el 20 de diciembre de 2020 en otras 13 provincias, mientras que el resto quedaban en ASPO. El hecho más importante sin dudas de ese mes ocurrió en las últimas semanas, cuando llegaron al país las primeras 300 mil dosis de la vacuna Sputnik V. El principio del fin, con el inicio del operativo nacional de vacunación, comenzaba a dar luz sobre un camino que parecía sin certezas.
Ya en 2021, algunos distritos aplicaron el regreso a la presencialidad en el ámbito escolar, como la Ciudad de Buenos Aires y las provincias de Santa Fe, Santiago del Estero y Jujuy.
Para el 11 de marzo, a días de cumplirse el primer año de la cuarentena, el Gobierno prorrogó hasta el 31 de diciembre de 2021 la emergencia sanitaria por la pandemia, mientras más vacunas llegaban al país.
Sin embargo, para mayo del año pasado se vivió uno de los peor momentos de la emergencia sanitaria, cuando se registró el primer pico de casos, lo que obligó a volver pasos atrás y establecer una cuarentena estricta durante 9 días, la última de ese tipo que se vivió.
En el primer año de pandemia, Argentina registraba 2,1 millones de infectados por coronavirus y 52 mil muertes. A dos años del inicio de la cuarentena, el país ya registró 9.004.829 contagios y 127.439 víctimas fatales.