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Locales

Las personas en situación de calle son asistidas en el albergue “Nueva Esperanza”

Con la apertura del nuevo albergue “Nueva Vida” como acción concreta en la ampliación del Programa para la Inclusión de Personas en Situación de Calle, el Municipio de Río Grande ha conseguido que las personas que se encontraban en situación de calle, tanto pernoctando en la garita sobre avenida Belgrano, como en la puerta de la Oficina de Empleo sobre avenida San Martín, como también aquellos que ocupaban una vivienda precaria dentro del predio del Colegio María Auxiliadora, puedan salir de esa situación de calle y vivir en el albergue integrador “Nueva Esperanza”, teniendo garantizadas todas las condiciones para una vida saludable.

La secretaria de Asuntos Sociales, Gabriela Castillo, recordó al respecto que “veníamos trabajando en el albergue integrador Nueva Esperanza con una capacidad para 20 personas, por un lado este programa ha crecido en una nueva etapa, a través de una casa Nueva Vida, en donde aquellas personas que ya han logrado salir del consumo problemático, atender su salud y tienen autonomía en la responsabilidad con su persona, pasan a un nuevo dispositivo de modalidad “nuevo camino” en donde van a poder ser acompañados desde lo social en esta instancia final para lograr su independencia, para poder ir a vivir solos, con una modalidad distinta que no es el monitoreo de las 24 horas, sino un trabajo a demanda de los operadores que van acompañando con autonomía”.

“Esto nos ha permitido capacidad en el albergue Nueva Esperanza y ha posibilitado que las personas que encontraban viviendo en la garita de avenida Belgrano, en la puerta de la Oficina de Empleo sobre avenida San Martín, como también aquellos que ocupaban una vivienda precaria dentro del predio de las hermanas de la congregación de María Auxiliadora, puedan salir de esa situación de calle y vivir en ese albergue, teniendo garantizadas todas las condiciones para una vida saludable”, aseguró la funcionaria.

Castillo recordó al mismo tiempo que para permanecer en el albergue Nueva Esperanza “el consentimiento personal es un requisito ineludible”, ya que estas personas, algunos de ellos, “habían estado en el albergue, habían decidido no aceptar las normas, volver al consumo de alcohol y por eso volvieron a la situación de calle. Hemos conversado varios días con cada una de estas personas para volver al albergue, han asumido el compromiso de salir adelante y aceptar el acompañamiento terapéutico y de salud psicosocial, la propuesta integral que les ofrece el Municipio, con lo cual podemos empezar a andar este camino”, en cambio “aquellas personas que no dan ese paso, es una decisión personal, es un derecho que les confiere la Ley de Salud Mental. Nuestras instituciones son de puertas abiertas, con lo cual las personas entran y salen por su propia voluntad”, aclaró.

Al hacer una comparación entre lo que es el albergue Nueva Esperanza y el recientemente abierto albergue Nuevo Camino, Castillo explicó que en el caso del primero de ellos “es el primer dispositivo, las personas entran con la esperanza de empezar una vida nueva y en ese caminar no es solamente un nombre, sino que empiezan a asumir responsabilidades y a hacerse cargo de su cuidado personal, asumir responsabilidades en el hogar, participar de las terapias grupales e individuales. La otra casa, creada recientemente, es para esas personas que han logrado estructurar un proyecto de vida, que empiezan a tener objetivos a corto y largo plazo, son acompañados para poder tener una vida independiente insertados socialmente”.

Para la funcionaria “es una gran apuesta de la política aplicada desde la gestión de Gustavo Melella, de inclusión, de dar oportunidades a todos. No solo incluye a la familia, al adulto mayor, a los niños, a madres adolescentes. Son muchos dispositivos que se llevan adelante desde las distintas áreas municipales y particularmente hablamos de una política pública para entender a estas personas que se encuentran en situación de calle que no solo es que viven en la calle, sino que hay una profunda estigmatización y segregación por una parte de la sociedad, que es un camino por desandar, de trabajar en la autoestima, de transitar para salir del consumo problemático de alcohol, de sustancias psicoactivas en algunos casos, y dar la posibilidad que tengan un proyecto de vida propio”.

“Es un programa integral que atiende los distintos aspectos de la vida de una persona, no solamente la cuestión psicológica”, insistió la profesora Castillo.

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